viernes, junio 08, 2007

La habitación 209

Desde que llegué a tierras helvéticas el pasado martes por la noche, apenas he tenido tiempo para respirar. Es lo que te pasa cuando no tienes mucho dinero y necesitas alojamiento en una ciudad en la que todo está ocupado en el mes de junio. Confiaba yo, iluso de mí, en que con lo que me devolvió Hacienda este año (un contable hizo magia en Kabul para que la declaración me saliese a recibir dinero) tendría yo pasta suficiente como para sobrevivir en mi exilio veraniego. Craso error, sin duda, como así me lo hicieron notar los de la inmobiliaria el pasado miércoles por la mañana. Ni siquiera se molestaron en darme la más mínima explicación: les dije lo que quería pagar, me miraron con cara de asco y pasaron al siguiente cliente. Después de ese rechazo tan elegante (ya se sabe que los suizos tienen billones en dinero negro, pero siempre con elegancia, eh) me he pasado el tiempo buscando sitios en residencias para jóvenes y cosas por el estilo. De momento sigo sin tener nada, pero al menos he encontrado un alojamiento barato para una semana. Se trata de una especie de comuna regentada por unos chicos de 18 o 20 años, que han puesto unas literas en el salón de la casa y las alquilan por días a unos precios extremadamente baratos. Mi contacto en esta ciudad, el siempre intrigante Vivito, me puso en contacto con estos chicos y, bueno, por lo menos eso que me quito de dormir bajo un puente (de momento).

Porque eso de pagar hotel durante dos meses pues no puede ser, la verdad… Por cierto, espectacular vivencia la mía a la llegada del hotelillo en el que me he alojado estos primeros tres días. Su nombre, Zic-Zac Rock Hotel, deja bien claro que se trata de una burda imitación de cadenas tipo Hard Rock Cafe y similares. En la planta baja hay un simulacro de restaurante americano y en las plantas de arriba se acumulan hasta siete pisos de habitaciones, todos ellos con el nombre de un cantante o de un grupo de rock and roll. Quien lea esto no podrá tener ni remota idea del sudor frío que recorrió mi cuerpo cuando, llave en mano, pasé al lado de la habitación 206, con placa de los Genésis bien grande. Por un momento pensé que se trataba de mi habitación, pero luego me di cuenta de que mi número no era el 206, sino el 209, así que pude respirar tranquilo por unos momentos. Finalmente llegué a enfrentarme a mi destino, la maldita puerta 209, situada (ojo al dato) entre la suite John Bon Jovi (208) y la de Kiss (210). Esperándome lo peor (había visto fugazmente a los ZZ Top en el listado de habitaciones en recepción) no pude evitar una mueca de sorpresa, primero, y una risa maliciosa, después. La habitación 209 pertenecía a Kate Bush, cantante totalmente desconocida para mí pero cuyo apellido me demostró cuán inescrutables son los caminos arbustianos: cualquier lector de este blog sabrá ya que la traducción de “Bush” al español es, precisamente, “Arbusto”.

Una suite arbustiana: quién me lo iba a decir. Pero no se puede vivir del recuerdo, así que ya es hora de volver a salir a estas calles, entre un idioma hostil, tropezando con mi rostro distinto de cada día.

4 Comments:

At 10:29 p. m., Blogger Sue said...

¡Ay, Arbusto, dónde te has metido! Ten cuidado con esos chicos tan simpáticos de la comuna y vigila tu cartera.

Lo de la habitación 209 es una señal, no cabe duda.

 
At 9:16 a. m., Blogger Hans said...

Estoy de acuerdo con Sue. Y por cierto...
a) ¿qué haces en Helvetia?
b) ¿Está CC contigo?

 
At 12:32 p. m., Blogger arbusto el guerrero said...

Sue: aquí todo parece muy legal, pero yo, que tengo muy interiorizado eso de que "todos somos culpables a menos que se demuestre lo contrario", estoy viviendo una fase de pre-histeria porque necesito estar seguro a cada minuto de que no me han robado el (poco) dinero que me queda.

Hans: Helvetia es un buen lugar para exiliarse, ¿no? Digamos que hay ciertos proyectos de la cosa literaria que quiero terminar y, por varias razones, éste parece el mejor lugar para dar ese empujón final. CC quizá se deje caer por aquí, ya se verá...

 
At 5:10 p. m., Anonymous Anónimo said...

¡Ánimo, Arbusto!

:-)

 

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