miércoles, mayo 30, 2007

Top 5 de momentos draconianos (Sánchez Dragó al poder)


Ver a José/Pepe/Pepiño Blanco hablar es una experiencia realmente espeluznante. No es que el hombre sea imbécil, que lo es. Lo grave es que, si este tipo es uno de los políticos con mayor poder en nuestro país, entonces la envergadura moral e intelectual de España es virtualmente inexistente. Pepiño, que se dedicó a medrar en política porque fue incapaz de acabar sus estudios (como otros en el actual gobierno, por cierto) hizo el siguiente balance de las elecciones el pasado domingo por la noche: “Si descontamos el resultado de Madrid, el PSOE ha ganado las elecciones”. Es decir: que si descontamos los resultados en la capital de España (¿a quién le importa ese pueblucho?), la hostia histórica de una candidatura que había sido una apuesta personal del presidente de gobierno, entonces sí que nos salen las cuentas. Muy grande, Pepiño, muy grande. Más gracia me hizo la respuesta que Sánchez Dragó le dio a Blanco desde su programa-panfleto de Telemadrid: “Y, con perdón, si mi abuela tuviera cojones, entonces sería mi abuelo”.

Y es que Fernando Sánchez Dragó es un tipo peculiar, de eso no hay duda. También es un tipo bastante odiable, de eso tampoco hay duda. En lugar de publicar un Top 5 de idiotas nacionales, algo para lo que casi necesitaría un Top 50 por lo menos, me he decidido a escribir algo así como Top 5 de mejores momentos draconianos. Creo que el personaje ha hecho méritos más que suficientes para acaparar todo un post arbustiano (que quede claro que a mí el tipo me divierte, lo cual no es malo visto cómo estamos a estas alturas). Vayamos del 5 al 1 sin más prolegómenos:

5. Dragó, anfitrión de Arrabal. Muy pocos son los que no han visto ya el pollo que montó Arrabal, hace ya bastantes años, en la enésima tertulia literaria (¿o es siempre la misma?) dirigida por Dragó. Ahora que el amigo Quic trabaja en televisión, ya le he dicho varias veces que debería contratarme para algún debate en el que yo pueda aportar dos cosas que me distinguen de la plebe: altísimo nivel intelectual y altísimo nivel del alcohol en la sangre.

4. Dragó, autobiográfico. Mucho cuidadito con la biografía que incluye el señor en las solapas de sus libros: “Fernando Sánchez Dragó es hijo natural de Madrid (1936, Libra) y adoptivo de Soria (1992). A los cinco años fundó, dirigió y redactó un periódico autógrafo: La Nueva España. Estudió Filosofía y Letras en la Complutense (secciones de Románicas y de Italiano) e intervino asidua y vehementemente en las algaradas antifranquistas de finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta, lo que le valió cinco procesos, diciesiete meses de cárcel y siete años de exilio.
Hoy se define a sí mismo como un anarcoindividualista. Viajero infatigable, ha recorrido a pecho descubierto setenta y cuatro países y ha sido profesor de Historia, Literatura y Lengua Española en trece universidades de España, Italia, Japón, Senegal, Marruecos, Jordania, Kenya y Estados Unidos. Como periodista a la intemperie ha sido enviado especial en muchos países de Asia, África y América, y ha trabajado en la Radiotelevisión Italiana, en la Japanese Broadcasting Corporation (NHK), en las publicaciones del Grupo 16, donde fundó el suplemento de libros Disidencias, en la SER, en Radiocadena (donde obtuvo el Premio Ondas en 1988) y en Televisión Española (forzoso es recordar, entre otros, los programas «Encuentros con las Letras», «Tauromaquia», «Biblioteca Nacional», «El mundo por montera», «La Tabla Redonda»).

(por cierto, que ahora se define como “un anarquista de derechas”. Sin comentarios).

3. Dragó, ermitaño. Desde hace años, Dragó vive en un pueblo de Soria de 25 habitantes en el que, según él, no tiene acceso a tecnología ninguna y vive únicamente de los alimentos de la tierra (bueno, se compró un Jaguar, pero eso fue un único capricho según él). El rollo ermitaño ya no cuela porque el señor trabaja ahora como presentador del telediario nocturno de Telemadrid (no está mal para ser un anarcoindividualista) y a nadie escapa que pasa toda la semana en la capital de España. De hecho, el otro día confesó Dragó en su blog (sí, ése que actualiza supuestamente desde un pueblo de Soria sin conexión a internet) que se ha vuelto a empadronar en Madrid. Los motivos de esta vuelta al padrón madrileño están bien explicados en su entrada, así que no voy a extenderme más sobre el asunto.

2. Dragó, exiliado en excedencia. Después de haber vivido fuera de España en los tiempos del franquismo, dice Dragó que está dispuesto a exiliarse de nuevo, cual Ovidio expulsado a los confines del Danubio, si Zapatero sigue en el poder: O Zapatero se va del gobierno, o yo del país”. ¿Y no se pueden ir los dos, digo yo?

1. Dragó, con el pueblo. Este campeón presume mucho de ermitaño pero en realidad le encanta mezclarse con la gente, concretamente con la peña que acude a una discoteca en la calle Martín de los Heros de Madrid. Una noche, apostado en la puerta de la discoteca con su novia japonesa (¿o está casado? no lo sé), un joven repartidor de pizza pasó arrastrando una mierda de moto que se había quedado sin gasolina. El chaval, ataviado con un ridículo impermeable rojo y una mísera gorra del mismo color, se dijo a sí mismo las mágicas palabras de “¿y por qué no?”, tras lo que procedió a saludar con sorna al eximio profesor, escritor y filósofo. Al pobre de Dragó no debió de gustarle mucho estrechar una mano que apestaba a grasa de ciclomotor, así que al clásico cumplido “veo su programa todos los domingos por la noche” apenas contestó con una leve mueca de desprecio. El pizzero se fue de allí aguantándose la risa, mientras Dragó seguía sin entender aquella surrealista aparición (la japonesa se enteró de menos aún). Ahora Dragó es un exitoso presentador al servicio de Telemadrid y aquel estúpido pizzero no ha pasado de fundar un blog llamado Arbusto el guerrero.

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viernes, mayo 25, 2007

Un documento curioso que pongo hoy para evitar hablar de la mierda de las elecciones

A principio de los ochenta coincidieron en el Barcelona dos futbolistas singulares: Maradona y Julio Alberto. Como se ve en esta foto, los chicos estaban comprometidos con las buenas causas: mucho deporte, drogas ni tocarlas, y cosas por el estilo. Pasó el tiempo y ambos se convirtieron en adictos a la cocaína, con los resultados que todos sabemos en Maradona y con un panorama incluso peor en el caso de Julio Alberto (quien intentó suicidarse en 2002 para luego confesar que estaba poseído por el demonio).

Qué cosas tiene la vida. Claro que, puestos a desclasificar documentos estremecedores, que mejor (o peor, según se mire) que este vídeo en el que el angelical Julio Alberto cantaba dos canciones casposas junto a una tal Carmen (quien debió de ser una artista en sus tiempos mozos, deduzco). Lo mejor del vídeo, sin duda, empieza a partir del minuto 1:56.

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miércoles, mayo 23, 2007

La farsa de "El español en la historia"

Ayer por la noche, Antena 3 emitió la segunda (y última) entrega del programa El español de la Historia. Como no quiero enrollarme demasiado, simplemente citaré el que fue finalmente el Top 10 de españoles en la historia:

1. Juan Carlos I, Rey de España.
2. Miguel de Cervantes.
3. Cristóbal Colón.
4. Sofía, Reina de España.
5. Adolfo Suárez.
6. Santiago Ramón y Cajal.
7. Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias.
8. Pablo Picasso.
9. Santa Teresa de Jesús.
10. Felipe González.

Así, para empezar, hay que dejar bien claro que el primer español debería ser Cervantes. Esto es tan evidente que ni siquiera lo pienso dejar abierto a discusión alguna (Arbusto, siempre demócrata). Luego está la coña de la tercera posición: ¿qué hace “el genovés Cristóbal Colón” en la lista? Lo peor del asunto no es que incluyan en la lista a un italiano, sino que lo hagan por tal de no incluir a los Reyes Católicos, a.k.a. Isabel y Fernando, que fueron los que pagaron la expedición de Colón y además unificaron España (anda, qué cosas) en el mismo año de 1492. ¿Qué pasa, que los Reyes Católicos no tienen importancia histórica? Mucho me temo que han sido “elegantemente” olvidados con tal de no dañar a esos caciques provincianos que tan bien se llevan con la progresía oficial reinante en esto que (todavía) se llama España.

Del resto de nominados, la misma mierda con distinto olor: la reina Sofía en cuarta posición, y el príncipe Felipe, en séptima. ¿Qué cojones ha hecho esta gente en la historia de España? Si se trata de incluir a alguien de la monarquía, pues se puede nombrar a Felipe II y a Carlos V pero, de nuevo, eso de hablar del (lejano) Imperio Español ya se sabe que sólo es propio de fascistas. Así que nos quedamos con la basura políticamente correcta de Sofía y Felipe. En cuanto a los demás, puedo aceptar a Adolfo Suárez (cuánto pagaría por ver a políticos de su talla en nuestros días), Ramón y Cajal y Picasso. Lo de Santa Teresa de Jesús no me parece ni bien ni mal, sino todo lo contrario. Y en cuanto a Felipe González, pues casi mejor le bien eso de “español más corrupto de la historia”, pero esto es algo que mejor olvidar porque no quiero que se me joda la digestión de la mítica sopa de pescado que me ha hecho mi madre.

Conclusión: que ni los Reyes Católicos, ni Felipe II, ni Carlos V se merecen estar en un listado de diez personalidades entre las que aparecen tres Borbones.

La cosa no acaba ahí, en cualquier caso. Ayer estuve viendo el comienzo del programa y no pude evitar una mueca de incredulidad al ver el modo en el que se iban presentando a las personalidades del Top 50. La cosa consistía en que se iban pasando unas imágenes de los individuos en cuestión, mientras algunos de nuestros cerebros patrios comentaban por qué esas personas se habían merecido entrar en la lista. Mucho ojito no ya con los seleccionados, sino con los comentaristas oficiales del reino. Puedo citar, por ejemplo:

- Camarón de la isla. Apareció en el puesto 47 (demasiado bajo, en mi opinión) y fue alabado por… Dani, el cantante de El canto del loco.

- Miguel Hernández. En el puesto 45 (un pelín sobrevalorado, quizá) y sus virtudes fueron destacadas por la gran experta en literatura que es… Isabel Gemio.

- Pedro Duque. En el puesto 43 (demasiado alto) y con candidatura apadrinada por… Emilio Aragón.

Una farsa de mal gusto, como no podía ser de otra forma.

Frase de la semana: “Yo no quiero ser un problema para España” (Yola Berrocal; escuchado por Arbusto hoy 23 de mayo a las 16:38 en Aquí hay tomate).

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lunes, mayo 21, 2007

De vuelta a España

En unas horas estaré volando hacia España. ¿La razón? Es más que evidente que la megaboda de Sue & D. bien se merece pagar un billete de avión desde mi lejana morada arbustiana. Eso sí: le he dejado bien claro a Sue que no toleraré escasez de jamón sobre mi mesa. A mí eso de degustar ostras, bogavante y similares no me parece más que macanas: menos marisco y sí mucho y buen jamón, y mucho y buen vino a ser posible también. Lo demás vendrá rodado. A la hora de las copas siempre se agradece alcohol del bueno pero, dado que no estaré precisamente lúcido para ese momento, aviso ya de antemano que ingeriré cualquier líquido con olor/color/sabor a alcohol (luego se quejará Sue de que no le doy pistas sobre cómo recortar el presupuesto del festín).

A modo de “mock party”, el viernes pasado estuve en la fiesta de despedida de una amiga argentina que se marcha (para siempre) del inhóspito Kabul. La fiesta transcurrió por los cauces habituales: ambiente gélido en las primeras dos horas y relajamiento general según se notaban los efectos de brebajes varios. La estrella de la fiesta fue, como no podía ser de otro modo, mi amigo Anthony (bueno, lo conocí hace tres semanas, pero ya lo considero mi amigo). Un tipo singular este Anthony: llega a la fiesta con camisa, corbata y elegante chaqueta, pertrechado con una garrafa de zumo de arándanos que en realidad contiene vino (vinate, más bien) preparado por su padre. Empieza a pimplarse el tema y al poco le entran ganas de desfasar: se quita la ropa, se queda con el pecho al aire y se pone a bailar mientras golpea el trasero de las chicas con cara de desviado-sin-remisión. Lo mejor viene cuando el tío vuelve a vestirse y se viene a la barra para charlar tranquilamente con la peña.

- ¿Por qué dicen que soy un sinvergüenza? Todo lo contrario. De lunes a viernes soy un puto contable, y trabajo mucho más que todos esos que me critican. Lo que pasa es que me reservo el derecho a irme de juerga una vez al mes. Como te digo: no soy más que un contable.

Curiosa teoría esa que te permite montarla fina una vez al mes siempre y cuando seas un gris empleado el resto del tiempo. Por cierto, que este Anthony estuvo en España el año pasado y se quedó impresionado por dos cosas: las murallas de Ávila y la cantidad de putas que hay en la Casa de Campo. “Nunca había visto algo así en mi vida”, dijo refiriéndose a estas dos “atracciones turísticas”.

Hace unos días, el señor Coltrane se dejó pasar por aquí y me sugirió que escribiera una entrada (hiriente, a ser posible) sobre ese engendro llamado Pau Donés. Tomo nota de la sugerencia y prometo dedicarle unas palabras a ese capullo buenrollista, en un futuro post que será un Top 5 de idiotas nacionales en 2007.

Y ahora, marchando al aeropuerto.

miércoles, mayo 16, 2007

Juegos sin fronteras: el auténtico triunfo español en Europa

Creo que no descubro nada si digo que Eurovisión es un fraude total. Lo que me sorprende es la fascinación endémica que unos cuantos millones de españoles siguen sintiendo (a estas alturas) hacia este petardo de concurso. Cada año es igual: nuestro representante (o representantes, en plural, como aquella vez que un tío de La década prodigiosa se quedó sin salir al escenario porque por ley sólo podían subir diez o doce músicos) hace el ridículo pero, al año siguiente, se sigue vendiendo el evento como si de verdad hubiera posibilidades. Vamos a ver: ¿Cuándo ha ganado España un concurso europeo? El único caso reciente que se viene a la mente es el de Eurojunior, cuando se llevó el premio esa estúpida niña llamada María Isabel (graciosa, ergo gaditana). Y es que con Eurojunior nos pasa como con la selección de fútbol: que siempre ganamos los campeonatos de Europa en categoría inferiores, pero luego esas promesas nunca ganan ningún título cuando se hacen mayorcitos.

Ya que España nunca ganará Eurovisión (demasiados países pequeños en Europa devolviéndose favores), quiero al menos ayudar a clarificar un poco la trayectoria patria en esto de los euroconcursos. Lo diré bien claro: olvidémonos de Eurojunior como mayor éxito de los últimos 40 años, desde el “La La La” de Massiel (1968). El mayor éxito de España tuvo lugar (lo recuerdo perfectamente) en el año 1990. Fue en aquel año cuando nos proclamamos vencedores del espectacular certamen paneuropeo Juegos sin fronteras, un concurso que era una especie de mezcla entre Humor amarillo y Grand Prix, sólo que con menos hostias que en Humor amarillo y sin Coral Bistuer de madrina como en Grand Prix. En la final, España estuvo representada por la ciudad de Jaca, y barrió con absoluta superioridad a sus cinco rivales: Azores (Portugal), Treviso (Italia), Toulouse (Francia), Faetano (San Marino) y Bor (Yugoslavia). Ahora miro la cosa con distancia y sólo me pregunto una cosa: qué cojones hacía un equipo de la Yugoslavia prebélica en el concurso. ¿Por qué no recoger 500.000 firmas y llevar al parlamento una proposición para otorgar una pensión vitalicia a esos héroes de Jaca, firmes guardianes de esencias carpetovetónicas?

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martes, mayo 08, 2007

Alcohol y tallarines

Bien, vayamos por partes.

Por muy triste que resulte, no puedo negar que me estoy haciendo viejo. Los hechos hablan por sí solos: el sábado pasado rechacé ir a una fiesta en casa de una amiga. ¿Acaso no es el rechazo a una fiesta por la gorra uno de los indicadores más claros de la decadencia física, moral y hasta sexual de todo ser humano? Pues eso, amigos: que Arbusto ya no es lo que era. En mis tiempos mozos no sólo habría salido hasta bien tarde (o bien temprano, según se mire) sino que me habría cascado un par de platos de tallarines con carne (no me preguntéis qué tipo de carne) de ésos que vendían (¿lo siguen haciendo todavía?) los chinos apostados en la Gran Vía. Como me dijo Scotch Brite cuando me visitó hace par de meses: “no sé cómo podías echar esa comida encima de un estómago lleno de alcoholes varios y luego seguir vivo como si nada”. Ahora, vista la cosa con algo de distancia, la verdad es que yo también me sorprendo. De hecho, si tuviera que comerme algo (una hamburguesa, pongamos) después de venir de borrachera lo más seguro es que acabaría peor que el pobre David Hasselhoff.

Lo de comer tallarines de los chinos a las seis de la mañana es algo que apetece hacer un viernes o un sábado. En cambio, si has salido de marcha un jueves parece como que el ambiente está más frío en la calle, aunque siempre es impagable la sensación de cruzarte con la gente que va al trabajar con cara de sueño mientras piensas “pues yo me voy pedo a la cama como un campeón, fíjate tú”. Hubo un día en el que después de salir de la sala Sol alguien propuso acudir a presenciar el programa de Gabilondo en la Ser (muchos años antes de que este individuo “informara” de cadáveres de islamistas suicidas en los trenes de Madrid). La idea no era mala del todo pero, lamentablemente, nos dijeron en el edificio de Prisa que ese día Gabilondo presentaba Hoy por hoy desde otra ciudad de España. A mí, que iba bien cocido y sólo buscaba un buen sillón en el que sobar (y más que probablemente, roncar) aquello me dio igual, pero parece ser que el capullo del guardia de seguridad se sintió muy mal por eso que no pudiéramos ver en directo al gurú de la comunicación en España. Aún recuerdo sus palabras: “Me sabe muy mal que os hayáis pegado un madrugón para esto, chicos, pero es que hoy resulta imposible”. Qué cosas: te llegan unos zombies apestando a tabaco y con aliento a alcohol y resulta que se acaban de levantar. Ni que decir tiene lo mucho que me costó aguantar una carcajada en la cara del pobre hombre…

Pero no todo puede ser malo. Como diría José María García, “quien tuvo, retuvo”. Vamos, que aunque he perdido fondo físico aún conservo mi exquisito toque de balón, mi capacidad para leer los huecos entre la defensa rival y, sobre todo, mi serenidad a la hora de definir ante la portería rival. A final de mes tengo dos bodas seguidas en Madrid y creo que vale la pena volar a España para volver a abrir el frasco de las esencias. Seguiremos informando.

Posdata arbustiana: muy graciosas (por decir algo) las palabras de Zapatero sobre Sarkozy, quien a su juicio “representa a una derecha abierta y moderna capaz de encauzar el anhelo de cambio”. Se supone que eso de expulsar emigrantes era fascista, o eso nos contaban aquí en España… Parece que si se hace en Francia es algo bueno y digno de alabar. En cualquier caso, qué más da. Políticos, os odio.

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jueves, mayo 03, 2007

Mis problemas con la monarquía

¿Lo malo de no vivir en España?

No poder disfrutar de puentes como el que acaba de terminar. La gente se pilla cuatro o cinco días sin ir a trabajar y como si nada, oiga. Por Kabul no se estilan estas cosas, porque ya se sabe que el dinero es lo primero y, las vacaciones, lo segundo.

¿Lo bueno de no vivir en España?

Permanecer ajeno a toda la basura propagandística en torno a la nueva nieta de los Reyes de España. Qué decir de esas obscenas noticias en las que se cuenta, de manera cariñosa y cercana, cómo la nietita Leonor de los cojones entra y sale de la clínica en la que está ingresada Leticia Ortiz.

Cosas como la monarquía hacen que mi exilio arbustiano valga la pena.

Cambiando de tema: acabo de leer que Isabel Pantoja pasó la noche en comisaría acusada de colaborar en el blanqueo de dinero junto a su amado Julián Muñoz. Al ver que se le acusa de tener 50.000 dólares en metálico en su domicilio (una minucia, vamos) no he podido evitar acordarme de ese capítulo de Seinfeld en el que Kramer quiere pagar a un pizzero con dos bolsas repletas de centavos. Al final del episodio, Kramer utiliza el dinero para pagar una deuda que Seinfeld había contraído con un listillo que le había vendido unos puros cubanos. Cuando Seinfeld se entera de que tiene que pagar 300 dólares por una caja de habanos que, en realidad, tienen etiqueta de Perú, dice aquello de: “¿300 dólares por unos puros de Perú? Con ese dinero podría comprarme una casa en Perú”. Visto lo surrealista del circo político en España, no descarto que Pantoja y Muñoz escenifiquen una escena de la comedia con tal de salvar el cuello en el juicio. ¿Entrará la Pantoja al juicio imitando las entradas de Kramer al piso de Seinfeld? Todo es posible.

Parece ser que el cantante de La cabra mecánica recibió unas cuantas caricias de la policía el fin de semana pasado. No sé lo que pasó realmente, pero la cosa me parece bien en general porque ya era hora de que el individuo pagara de algún modo por perpetrar sus canciones. Y es que estoy bastante cansado de estos cantantes "canallas" y de su mediocre poesía-urbana-extrarradio-de-Madrid-o-Barcelona.

Dejo la cosa aquí y prometo actualizar con más frecuencia a partir de ahora. O quizá no, qué más da.