jueves, agosto 31, 2006

La bandera de los EE.UU.

The Care and Display of the American Flag. Hace un par de años me compré este libro en Chicago y creo que ya va siendo hora de sacar algunos extractos en este blog. La cosa resulta interesante porque uno se encuentra con toda la legislación que existe en los Estados Unidos referida a la banderita de marras. En la introducción del libro, un tal Bret Witter cuenta la historia de este peculiar símbolo, desde su creación hasta que en 1942, un año después de Pearl Harbor, el congreso aprobó el Código sobre la Bandera Nacional. En el título 4, capítulo 8, sección 8 (j) de este código se establece lo siguiente:

The flag represents a living country and is itself considered a living thing.

(“La bandera representa a un país con vida, y será considerada una cosa con vida”)

En el prólogo del libro, se explica lo siguiente: “No hay que olvidar que la bandera que tienes en tu casa es una cosa con vida. La ley no dice que la bandera tenga que ser tratada como algo viviente, sino que tiene que ser considerada como tal. Y, como cualquier cosa con vida, tienes que cuidarla, y siempre tienes que tratarla con respeto”.

Me resulta imposible, por cuestiones de espacio (y falta de ganas, por qué negarlo), transcribir todo el código banderil. Muy brevemente, puedo indicar que se divide en las siguientes secciones:

- Historia y significado de la bandera estadounidense (las barras, las estrellas, el número de estrellas, los colores, las medidas y proporciones).
- La bandera estadounidense en la vida pública (respeto a la bandera, el saludo civil, el saludo militar, la bandera en desfiles, la bandera en transporte público, etc.)
- Cuidado y despliegue de la bandera estadounidense (días adecuados para colgar la bandera, clima adecuado para sacar la bandera, cómo sacarla por una ventana, etc.)
- Abuso de la bandera estadounidense (agresiones a la bandera, envolverse con la bandera, hacer publicidad con la bandera, etc.)

A mí, al menos, lo que más me interesa es la cuestión de las prohibiciones. Veamos, por ejemplo, lo que dice el título 4, capítulo 1, sección 7 (b): “La bandera no debe ser colgada o envolver la capota, los lados y la parte trasera del vehículo”. Se deja bien claro que la única manera admitida por la ley (otra cosa es lo que hagan los paletorros) es colocar la bandera en la parte delantera derecha del coche, como hacen los coches oficiales. Una segunda opción, sugerida en mi libro, consiste en colocar una bandera dentro del coche para que se vea a través de la ventana.

Otra prohibición que me llama la atención es el énfasis que se pone en que la bandera consiga “volar libre”. Para conseguir esto, el título 4, capítulo 1, sección 8 (b) estipula que: “La bandera nunca deberá tocar nada debajo de ella, como el suelo, agua o cualquier mercancía”. Se explica en el libro que la bandera no puede volar libre si está puesta sobre una barandilla, o sobre un banco, así que conviene cambiarla de sitio si esto sucede. Poner una bandera en la tienda, cubriendo parcialmente cualquier género, se considera “especialmente grave”, porque no sólo no vuela libre al viento sino que además puede estar siendo utilizada para anunciar determinados productos. Y, como dice el título 4, capítulo 1, sección 8(i): “La bandera nunca deberá ser usada con propósitos comerciales de ninguna clase”.

No me enrollo más. Quien esté interesado en el tema, que se compre el libro por internet o que me invite a su casa para que se lo enseñe (canapés+menú+café incluidos, gracias). Por cierto, que iba a poner una foto de la bandera al principio de este post, pero como están tan susceptibles con eso de respetar a algo que tiene vida propia, pues mejor tengo cuidado con el tema...

lunes, agosto 28, 2006

Un superhéroe comunista


Mark Millar parece ser un conocido dibujante de cómics (digo “parece ser” porque no entiendo mucho del tema). He encontrado en internet uno de sus últimos trabajos, una colección de tres libros en los que se presenta la historia de Superman: Red Son, un superhéroe que defiende el comunismo por el mundo. El autor del cómic comenzó a imaginarse la historia de un Supermán soviético cuando leyó, con seis años de edad, el Superman 300: la historia de un cohete que llegaba, con un bebé dentro (que es, evidentemente, Supermán) a aguas neutrales. Millar se imagina lo que habría pasado si la URSS se hubiera hecho con el pequeño enviado de Kripton y lo hubiera adoctrinado en una granja de Ucrania.

Cuenta Millar que siempre vio a su padre muy implicado con la clase obrera y que, como el hombre defendía el comunismo en su pequeño pueblo de Escocia, el pequeño Millar comenzó a dibujar la serie Superman: Red Son para satisfacer a su progenitor. Dice el autor de la serie: “Si Supermán defiende la Verdad, la Justicia y el American Way of Life, mi héroe lucha en nombre de Stalin, de la Internacional Socialista y del glorioso Plan Quinquenal”. Después de varias años de trabajo, y con la ayudante de otro dibujante, Millar pudo terminar el proyecto. Éstas son sus palabras sobre Superman: Red Son, un libro terminado en 2003, casi 15 años después del colapso del bloque soviético:

No quería reírme del comunismo porque me parece algo demasiado fácil. Lo que he tratado de conseguir es algo más shakesperiano: la historia de alguien que quiere hacer lo que cree justo y que al final acaba cometiendo grandes errores. El cómic es una historia del colapso de la Unión Soviética, por supuesto, pero como sucede en la mejor ciencia ficción lo que propongo es una alegoría del mundo en el que vivimos (…) Es una historia sobre imperios y el hecho irremediable de que estas estructuras monolíticas están condenadas a extinguirse desde el momento de su fundación.

Creo que Superman: Red Son puede estar bastante bien. Si alguien se lo pilla y me lo quiere enviar después de leerlo, le pasaré mi dirección en Kabul sin ningún problema.

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jueves, agosto 24, 2006

Arbusto is coming home

Si todo va bien, mañana habré aterrizado en España después de casi 20 horas facturando, cambiando de aeropuerto y comiendo comida barata en aviones. Espero no pasar demasiado calor, comparado con lo bien que estaba en mi cueva afgana (la roca es muy fresquita para los días de verano).

Cuando era niño y veía el Equipo A por la televisión, me creía que era verdad la historia que un tipo muy serio contaba al comienzo de cada capítulo: que Aníbal, Fénix, Murdock y M.A. eran en realidad cuatro militares que habían luchado en Vietnam, y que después se convirtieron en fugitivos de la justicia porque "fueron acusados de un crimen que no habían cometido". Pardillo de mí, me sentía fascinado por la frase final del locutor: "si usted los encuentra, quizá pueda contratarlos". Así que ahora, considerando que estaré dando vueltas en los próximos días, he de decir: "si usted se encuentra con Arbusto, quizá puedo invitarlo a una copa".

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lunes, agosto 21, 2006

No hay verano sin fiestas de pueblo



(nota arbustiana: he estado todo el fin de semana intentando subir fotos, pero el puto blogspost no me deja. Al final, he podido poner una imagen en esta entrada y luego he abierto un post debajo con tres imágenes más. Pido perdón porque me ha sido imposible centrarlas o justificarlas a un lado del texto)

Cuando uno vive aislado de la civilización, como es mi caso, la clave para la supervivencia consiste en proveerse de varias cosas que resultan imprescindibles: internet, para enterarme de todo lo que pasa ahí afuera; buena comida, para cuidar mi exigente estómago; música de calidad (cortesía eMule); y, por encima de todo, excelente literatura. Un intelectual como yo sólo acepta libros por encima de la media, porque las únicas obras de arte que estimulan mi vasta (basta) inteligencia son aquellas que resultan inaccesibles para el populacho. Por este motivo, este verano he conseguido que me envíen por correo una auténtica joya de la literatura universal: el libro de las fiestas del pueblo de mi padre. Evidentemente, lectura exclusiva para grandes entendidos.

Este libro de las fiestas ya no es lo que era. Antes aparecían dibujos cutrísimos hechos a mano, pura artesanía gráfico-verbal que en nada tenía que envidiar a los manuscritos que se conservan en museos. Ahora la cosa está más informatizada y hay menos lugar para la improvisación y el talento individual pero, aún así, vale la pena pagar un envío trasatlántico para tenerlo en mi madriguera arbustiana. Echemos un vistazo al Top 5 atracciones en el programa de las fiestas:

- Reina de las fiestas. El buen rollo parece llegar hasta los rincones más recónditos de las Españas. Ahora ya no hay una reina de las fiestas y dos damas de honor, porque se supone que es discriminatorio elegir a una chica por encima de otras. Así que, adaptando la célebre fórmula del “café para todos”, el ayuntamiento ha decidido nombrar a cuatro “mises” o “misses”, todas en igualdad de condiciones. A mí esto de las comises o comisses (porque el título lo ostentan en régimen de copropiedad) me parece una manera de contentar al mayor número de gente posible, gastando la mayor cantidad de dinero (público) posible. Y luego pasa lo que pasa: que en vez de tener a una tía con el síndrome de reina de las fiestas, pues tenemos a cuatro. A ver quién las aguanta.

- Poemas juglarescos. Siempre hay algún aspirante a poetilla que se dedica a versificar terroríficos eslóganes comerciales. El premio arbustiano a la estrofa del año se lo lleva este exquisito bar de la localidad:

Si buenos asados y patatas fritas
quieres comer
en Casa de Luis y Carmela
tiene que ser.


Qué hondura metafísica, señores.

- Autos locos [imagen de arriba] Parece que ésta es la actividad de moda en el pueblo. Pero, ¿alguien me puede explicar en qué consiste? Yo no me entero muy bien como se construyen los cacharros esos. Y, ¿se trata de hostiarse por el camino o de verdad hay que cruzar la meta? Transcribiré a continuación las reglas de la cosa (no entiendo del todo las reglas 3, 4, y 5):

1. Los autos deben llevar un mínimo de tres ruedas.
2. Todos los participantes tienen que llevar obligatoriamente casco y protecciones (rodilleras, coderas, etc).
3. Los autos no pueden llevar motor.
4. Los participantes deberían ir vestidos de acuerdo con el auto.
5. Se premiará no sólo al equipo más rápido sino también al ingenio más divertido y a la mejor puesta en escena.
6. Hay que terminar el recorrido.

- Toros. Una feria de pueblo sin toros no es una feria de pueblo. Este año el ayuntamiento ha apostado fuerte para traer una “extraordinaria corrida de toros mixta”, en la que un tal Pedro Calero (“un valiente rejoneador”, dicen) lidiará dos novillos antes de que tenga lugar un apocalíptico duelo entre los toreros Ruiz Manuel y... Víctor Janeiro (el hermanísimo de Jesulín). Habría pagado un chárter directo hasta la plaza de toros de saber que un animal podría pillar (dar un revolcón, tampoco le deseo nada grave) al menordelosjaneiro. Qué placer verlo comer arena.

- Anuncios vanguardistas. Lo mejor del programa de fiestas hace unos años, ya he dicho que la cosa está algo decaída con tanto auge de las tecnologías. En cualquier caso, aún se puede rastrear algún caso de arte pictórico exclusivos para grandes paladares. Por ejemplo:
(he escaneado los anuncios y los he puesto en el post de abajo)

Pulidos San Antonio: para promocionar el pulido y abrillantado de mármoles se inserta la foto de un santo que, supongo, será el propio San Antonio.

Automóviles La Colmena: ¿hace falta descargarse de internet el dibujo de una colmena, con sus abejitas y todo? ¿No es mejor poner un coche como reclamo publicitario?

El Taller de Pedro Juan Masegosa: de acuerdo, al menos aparece un coche, algo de lo que son incapaces los paletos de la colmena. Pero, ¿a qué viene ese destornillador gigante que atraviesa el automóvil?

(y estas son tres imágenes que complementan el post de arriba)



jueves, agosto 17, 2006

Servicios de atención al cliente

Espectacular lo que vi ayer en el supermercado. Después de aquello, me convencí de que ya es hora de poner en marcha un verdadero proyecto de regeneración moral e intelectual en este nuestro podrido país. Como hay que empezar desde abajo, propongo como primera medida algo que tuve la suerte de contemplar: atención personalizada para los ciegos, un colectivo que siempre merece ayuda. ¿Cómo es este nuevo servicio de atención al cliente?

La cosa consiste en que, nada más llegar al súper con su perro, el invidente llama al encargado. Viene éste y, todo amable, le saca un folleto con las ofertas de la semana. La conversación, por lo que pude cotillear, discurrió en los siguientes términos:

- ¿Qué carnes hay en oferta?
- Pues las chuletas de cerdo están bastante bien (a XXX euros el kilo). Y el pollo está saliendo por XXX euros.
- Umm, muy bien. ¿Y comida precocinada?
- Bueno, pues ahora tenemos... a ver... sí, aquí está, menestra de un kilo a XXX euros.

(la conversación se extendió varios minutos. Molaba las cara que ponía el ciego cuando escuchaba los precios, del estilo “pues no está nada mal”, “bah, eso no”, “¡menuda oferta”)

Creo sinceramente que la ONCE debería destinar una partida presupuestaria a la formación de cajeros de supermercados especializados en leer folletos a invidentes. Por supuesto, el diez por ciento de la pasta total debería ir a parar a mi cuenta bancaria en Kabul, en concepto de ideólogo de la cosa.

martes, agosto 15, 2006

Un capítulo interesante

Leo que ha muerto Cándido y a mí la noticia me deja un poco indiferente, por no decir otra cosa. La cara de este señor me suena de haberlo visto en las típicas tertulias mañaneras en las que los periodistas (o aspirantes a serlo) cobran 1.000 euros por comentar obviedades durante una hora. Como apenas he leído algún artículo suyo, no puedo emitir una opinión fundamentada sobre su trayectoria profesional.

En la nota biográfica que la Agencia Efe ha distribuido a los medios de comunicación no aparece un interesante capítulo de la literatura española del siglo XX. Me extraña enormemente que se pueda silenciar lo sucedido, aunque creo que más que censura se trata del enésimo caso de ineptitud por parte de algún funcionario-periodista de la agencia de noticias estatal. Estoy hablando de la polémica en torno al Premio Literario Pío Baroja, cuya primera (y última) edición tuvo lugar en San Sebastián en el año 1961. Entre los seis finalistas estaban las novelas Tiempo frustrado, de un socialista que respondía al nombre de Luis Sepúlveda. Luego se supo que detrás de ese alias se escondía un psiquiatra llamado Luis Martín Santos, que acabaría publicando la novela (mutilada por las autoridades franquistas) un año después con el título de Tiempo de silencio. Se creía que esta novela iba a ganar el Pío Baroja pero un par de miembros del jurado, ante el rumor de que contenía “propaganda obrera”, decidieron tongar el premio y dejar fuera a Martín Santos. El galardón fue a parar a manos de un tal Adriano Marco, autor de Gusanos de luz. Y detrás del firmante de la novela cuyo subtítulo podría haber sido Gusy luz: se ilumina si le aprietas la barriguita aparecía un periodista de Madrid llamado Carlos Luis Álvarez, que años después adoptó el pseudónimo de Cándido.

Como he dicho, nada se cuenta del escándalo del premio literario en la necrológica sobre Cándido. Quien esté interesado en el asunto, puede ver el epígrafe El Premio Pío Baroja de novela en este link.

A vueltas con el pino

Desde luego, este verano no pasará a la historia como un excitante capítulo de la vida biografía arbustiana. Quizá en un par de semanas la cosa pinte mejor, sobre todo cuando pueda acompañar a Sue en ese mítico cumpleaños que piensa celebrar a final de mes. Hasta entonces, seguiré por internet lo que pasa en la magna España, bien resguardado en mi madriguera virtual.

Este fin de semana estuve con Copycat de visita a una vieja amiga nuestra. Resulta que la mujer acumula unas peligrosas deudas y parece que no le queda más remedio que vender la casa para sanear la economía. El problema es que su choza ha quedado de lujo después de varios arreglos y, claro, lo que le pide ahora el cuerpo es disfrutar del lugar y no venderlo al primer capullo que venga. En estos tres días me he ocupado de machacar bien el tema y dejarle claro, que si hace falta dinero, entonces no hay lugar para sentimentalismos. Ella está leyendo algo de teorías japonesas sobre la energía positiva de las casas y dice que el problema radica en que la puerta de la entrada y la puerta del patio están situadas una enfrente de la otra, lo que hace que el dinero que entra por un lado salga por el otro. Yo no me creo mucho eso de que una casa tenga buenas o malas vibraciones, pero prefiero no comentarle nada al respecto. Lo que sí le he dicho es que tanto esfuerzo gastado en reformas tiene que traducirse en dinero de una puta vez, después de todos los problemas que ha vivido en los últimos años.

La mujer cometió el grave error de comprar una vivienda que compartía jardín con la del vecino, quien “curiosamente” había sido el constructor de la cosa / casa. Conclusión: que durante cinco años la familia de al lado ha estado dándole órdenes como si ellos fueran todavía los dueños de la vivienda. La putada es que todos los compradores que venían a ver la casa salían huyendo cuando se les decían que tenían que compartir el jardín de atrás con una familia con derecho de pernada permanente. Así que mi amiga ha terminado por comprar (con tarjeta de crédito, es cierto) una valla de madera y ha divido el jardín en dos, algo que no ha gustado del todo a los expansionistas y de por sí poco amistosos vecinos (la señora de la casa cogió un palo e hizo ademán de abrirle la cabeza: una técnica de diálogo no muy sutil). Cuando se dieron cuenta de que el proyecto de la valla iba en serio, decidieron utilizar a sus hijos como víctimas civiles estilo Hezbollá (advertencia: éste es mi blog y hago las comparaciones que me da la gana): hicieron que uno de los hijos saliera llorando al jardín para decir que con la valla no podía ya ver “su pino favorito”, que ahora caía del lado malo de la muralla de madera.

Que se joda el niño. En Berlín estuvieron separados por el muro mucho tiempo y nadie lloró porque no podían ver un pino de esos que sueltan resina pegajosa. Según la doctrina arbustiana, lo que habría que hacer es talar el puto pino y convertirlo en leña para el invierno. Se lo he propuesto a mi amiga pero ella (que es buena persona, no como yo) dice que no se siente capaz de hacerlo. Al menos le he arrancado la promesa de que, si consigue vender la casa, sugiera al futuro inquilino que lo tale de un golpe.

jueves, agosto 10, 2006

"Puede usted expresarse libremente"

Vaya, parece que un grupo de islamistas quería regalarnos unos cuantos atentados en cadena contra varios aviones de British Airways. ¿Quién tiene la culpa de esto? Supongo que los de pensamiento débil (no "pensamiento débil" en el sentido acuñado por Vattimo, sino literalmente aquellos con escasa inteligencia) culpabilizarán a la crisis de Oriente Medio, a Israel, a George W. Bush y a Aznar si hace falta. Pero éste es un tema en el que no me apetece entrar.

En la versión digital de los periódicos, lo que se hace es básicamente insertar los teletipos que las agencias de noticias (Efe, Reuters, etc.) van actualizando minuto a minuto. Lo que me parece curioso, por decir algo, es la forma en la que ciertos diarios habilitan foros para que los afectados por el caos aéreo puedan expresar “democráticamente” sus vivencias. Echemos un ojo al diario El País. Después del cierre del aeropuerto de Heathrow por la amenaza terrorista, se abre una página de protestas y nos dicen lo siguiente:

Nos gustaría recabar el testimonio de testigos directos del caos aéreo ocasionado por la operación antiterrorista en Reino Unido. Si se encuentra en el país, tenía intención de viajar o conoce testigos de primera mano envíe su reflexión a lectores@elpais.es. ELPAIS.es se reserva el derecho de publicarlos, resumirlos y extractarlos. Los correos deberán incluir el DNI o pasaporte de su autor, un domicilio y un número de teléfono.

Todo correcto: la gente envía sus textos y luego en la página web hacen una selección. Nada se dice de que haya límite de espacio. En cambio, cuando se montó el pollo de la huelga del Prat, la posición del periódico fue bastante distinta. Nada de dejar a la gente que se enrolle contando la vergonzosa huelga ilegal, y mucho menos permitir que alguien critique al gobierno por no intervenir en el asunto. Fue entonces cuando El País dejó de “recabar el testimonio de testigos directos del caos aéreo” y se limitó, de manera más aséptica, a abrir un foro con “las frases de los lectores”. Las indicaciones fueron muy claras:

Los textos enviados a esta sección no deben exceder los 250 caracteres.

¿Qué pasó? Muy sencillo. Con el truco de las frasecitas, los Polanco boys se dieron un baño de pluralidad ideológica (“cuéntenos sus experiencias, por favor”) y a la vez impidieron que la gente rajara demasiado. Y si alguien se pasaba de los 250 caracteres, se le metía tajo y asunto arreglado.

No sé de qué me sorprendo, la verdad.

miércoles, agosto 09, 2006

Top 5 de propuestas arbustianas para un nuevo "Gran Hermano"

Con este calor no hay quién actualice el blog. El verano avanza y la televisión sigue siendo tan coñazo como siempre, con esas galas petardas de Antena 3 hechas con retazos de actuaciones grabadas. Ante tanta mediocridad imperante, propongo una nueva versión de Gran Hermano que podría entretenernos en nuestras noches veraniegas. He aquí cinco programas piloto que Producciones Arbustianas S.L. ofrece en primicia para nuestros lectores:

- Meter bajo el mismo techo a César Vidal y a Corín Tellado, y obligarlos a escribir un libro cada semana. Quien no sea capaz de cumplir los plazos resultará eliminado, y el ganador recibirá un exclusivo modelo Mac con función “cut and paste” extrarrápida. (Yo apostaría ciegamente por Tellado, que ha publicado más de 4.000 novelas hasta la fecha, la primera en el año... 1946).

- Encerrar a los Red Hot Chili Peppers en una casa y obligarlos a componer una canción sin que aparezca la palabra “California”. Creo que el programa se extendería por unos tres meses como mínimo.

- Como variante de la anterior, se puede retar a Fórmula Abierta y David Bisbal a componer un tema que no contenga las palabras “piel”, “calor” y “verano”.

- Someter a ZP a un curso intensivo de inglés, francés o cualquier otro idioma, mostrando tres entregas diarias en televisión con sus progresos lingüísticos (convenientemente comentadas en corrillo de “periodistas” y ex participantes de Gran Hermano). El programa se extenderá hasta que nuestro presidente fuera capaz de expresarse medianamente bien en un idioma extranjero (jellou, I laik fuuttboll, etc.). Por razones de presupuesto el programa habrá de concluir a los siete años de emisión.
- Encerrar a Bustamante en una casa rural y prohibirle el acceso a ciertas sustancias. Verlo sudar. Verlo sudar mucho.

viernes, agosto 04, 2006

Boliche, todo un crack


Es el hombre del verano. De eso no hay duda.

Desde hace un par de años, Andrés de la Cruz viene interpretando el personaje de Boliche en la serie Los Serrano. Boliche hace de estudiante de primero o segundo de E.S.O., pero en la realidad es mucho más viejo: el pasado mes de junio cumplió 20 tacos. ¡Veinte tacos!

La gente se piensa que el chaval tiene unos 15 años, al igual que sus compañeros en la serie y en el grupo musical Santa Justa Klan (música prefabricada al 100%, por supuesto): Teté tiene 16 años, Guille tiene 15, y DVD (¿pero qué nombre es ése?) cumplirá los 18 en noviembre. Vamos, que en los Santa Justa Klan el que pincha y corta el bacalao (y quizá corte alguna que otra sustancia en el camerino) es el mítico Boliche. Dice Julián Hernández (cantante de los Siniestro Total) que en grupo musical el mayor fornicador es, con diferencia, el batería. Siempre marginado detrás de los platos, mientras el cantante y el guitarrista se lucen, el batería no pierde el tiempo en dárselas de estrella inaccesible cuando el concierto acaba: éste es precisamente el momento para compensar toda la marginación a la que ha estado sometido. Cada día tengo más claro que Boliche desempeña en los Santa Justa Klan un papel equivalente. Sí, es un gordo tonto que apenas sabe bailar sin trastabillarse, y que canta canciones con letras ridículas, pero en el backstage Boliche no tiene un puto rival. Mientras los otros se entretienen con la Play Station, estoy seguro de que el gordupio se lo monta sin piedad alguna. Hace bien.

Y es que Boliche no sólo tiene su cuerpo y su fama como armas de seducción. Por encima de todo, Boliche es un humanista de los que ya no quedan. Echemos un vistazo a lo que se cuenta de él en la página oficial del grupo: “Le gustan mucho las matemáticas y detesta la literatura”. Pues eso.

Las chicas caen rendidas a los pies de Boliche porque sus canciones tienen mensaje, mensaje de verdad. Qué lejos quedaron los tiempos de los Bom Bom Chip, el primer gran grupo juvenil de la España de los 90, cuando la música servía de vehículo (fallido, a todas luces) para la educación de la juventud. El mayor éxito de este grupo fue “Toma mucha fruta”, un temazo que contenía estremecedores versos como “Lle, lle, lle, llena tu nevera / con, con, con, con kilos de pera / ra, ra, ra, rajas de sandía / de, de, de, de noche y de día”. Los niños de ahora se reirían de letras tan insulsas y prefieren a los Santa Justa Klan, unos juglares del siglo XXI que recitan edificantes letras como “A toda mecha, a toda mecha / no te hagas la estrecha”.

(por cierto, que detrás de los Bom Bom Chip estaba César Sala, ahora conocido como Chop Suey)

Desde nuestra madriguera, reiteramos nuestra admiración por el bueno de Boliche, el novio ideal de nuestra hermana, el amigo que nunca tuvimos.

martes, agosto 01, 2006

Loa vascos no se dopan. ¿O sí?

Guste o no, hay una manera española de hacer las cosas. O una manera antiespañola, si se quiere ver así. En cualquier caso: una manera de hacer las cosas (mal) en el Estado llamado España a 1 de agosto de 2006.

Veamos: el problema del doping está afectando a numerosos deportistas profesionales. La semana pasada se destapó el dopaje de Floyd Landis, el ciclista que había ganado el Tour de Francia; esta semana, se ha sabido que Justin Gatlin, plusmarquista mundial de los 100 metros lisos, también ha dado positivo en un control; y en España sabemos de sobra que decenas de ciclistas se han dopado en los últimos años.

En el fútbol, hasta el momento, no se han dado muchos casos de dopaje (la fuerza no basta para ganar, aunque ayuda bastante). Giovanella, un jugador del Celta de Vigo, ha sido de los pocos a los que le han puesto sanción. Sin embargo, el mayor dopado hasta la fecha lleva años yéndose de rositas: me refiero a Carlos Gurpegi, jugador del Athletic de Bilbao que dio positivo por nandrolona en el primer partido de la temporada… ¡2002-2003! Es decir, que se van a cumplir cuatro años de su positivo y todavía no ha cumplido ninguna sanción. ¿Cómo lo ha hecho este genio, se preguntaran el resto de deportistas? Muy sencillo: a la manera española.

Para evitar la sanción por dopaje, Gurpegi sólo tuvo que realizar dos maniobras muy sencillas: a) Recurrir a todo tipo de instancias deportivas, jurídicas, autonómicas, nacionales, constitucionales, y cualquier tribunal de esos que funcionan tan bien en un país tan bien coordinado como España; b) Acompañar sus interminables recursos con el argumento de que, al ser futbolista de un club vasco, estaba sufriendo una persecución “desde Madrid”, sede central del franquismo (porque en ciertos lugares, interesa que Franco no muera).

En lugar de aceptar la sanción por parte de un tribunal deportivo, Gurpegi ha llegado hasta el Tribunal Constitucional. Resulta que hoy le han comunicado que tiene que cumplir la sentencia de dos años de suspensión por dopaje, y que no hay más tu tía. Así que, a falta de otro recurso, el chaval ha salido bien aleccionado a la rueda de prensa (cito un par de párrafos del teletipo que ha salido hoy)

El centrocampista del Athletic Club Carlos Gurpegi afirmó que ya se está haciendo "a la idea" de tener que cumplir los dos años de sanción que le impuso en su día la Federación Española de Fútbol por dar positivo en un control antidopaje realizado tras el primer partido de la temporada 2002-2003 frente a la Real Sociedad en Anoeta.

"Está claro que no estoy de acuerdo con la sentencia”, afirmó Gurpegi, que denunció que "desde el principio ha habido muchas irregularidades", tantas que parecen más propias de una "película" que de la realidad. Gurpegi aseguró que ya no sabe muy bien si lo que hay detrás del proceso que ha vivido desde que dio positivo en 2003 por 19-norandrosterona tiene que ver con un asunto "político" o con "una mafia".


Conclusión: se trata de un dopaje con hecho diferencial incluido, el último grito de la España plural. La pregunta es: ¿Nos queda por ver algo más? Quién sabe. De momento, sólo le podemos pedir a nuestro admirado Gurpegi que deje de tocar los arbustos y cierre la boca de una vez.

"Lo que tiene que hacer es morirse"

“Lo que tiene que hacer es morirse”. Eso le comenté el otro día a Copycat cuando salió la noticia del 80 cumpleaños de Fidel Castro, y ahora veo que con un poco de suerte caerá finalmente la breva, una breva más podrida que madura. Si no me equivoco, fue Loyola de Palacio quien dijo hace un año o dos eso de que Fidel podría morirse y dejar de joder la marrana, y desde entonces he convertido estas palabras en una de mis citas de cabecera.

Desde mi madriguera, espero sinceramente que Fidel reviente de una vez (muerte agónica, por favor). Los progres occidentales lo defienden y lo justifican, porque ya se sabe que se mide con distinto rasero una dictadura de izquierdas de una de derechas. Últimamente Cuba ha tenido muy buenas relaciones con Irán, país ultrademocrático que niega el holocausto y camina hacia la bomba nuclear. A estas alturas, ya nos sabemos de memoria la doctrina oficial en las Españas: cuando se trata de dictadura de derechas, todo está mal; cuando es de izquierdas, se defienden los fines y se ignoran los medios. Belén Gopegui, una de las escritores con mejor cartel en la actualidad, publicó en 2004 El lado frío de la almohada, el enésimo libro apologético del comunismo cubano. No sé qué se puede esperar de alguien que, como ella, confesó en la promoción del libro que sólo había estado en Cuba dos veces de turismo. Luego tenemos a la tropa de cineastas que, como Almodóvar, lamen el culo a Estados Unidos con homenajes en sus películas a Tennessee Williams y Truman Capote y luego se van a Cuba a disfrutar unos días de la prostitución local (por cierto, ¿dijo algo contra la guerra Almodóvar cuando recogió el último Óscar? No).

A lo que iba: si otros justifican la dictadura, yo sólo espero que el dinosaurio se muera. Ya sé eso de que “no hay que alegrarse con la muerte de nadie, bláblá”, pero en mi madriguera la cosa está muy clara: tirano bueno, tirano muerto.

¿Y George W. Bush? ¿Y lo que hace Estados Unidos? ¿Y qué pasa con Israel? Que sí, que sí, que habrá muchas otras cosas malas en este pestilente mundo… pero entre Estados Unidos y Cuba, pues prefiero lo primero. Esta es la verdad. Tan sencilla como dolorosa.