miércoles, mayo 31, 2006

Cosas muy raras que pasan en España

En esta vida hay que saber divertirse. Por eso entro de vez en cuando en Libertad Digital, el medio de comunicación más de derechas que hay en España (o al menos, igual de derechas que la COPE). Las noticias suelen estar bastante sesgadas (algo habitual en cualquier medio, por cierto) y a los blogueros se les va la pinza bastante a menudo. Está entretenido para echar un vistazo y luego largarse.

Hoy me he acercado al celebérrimo blog Los enigmas del 11-M, algo así como el Código da Vinci de la investigación periodística a manos de un tal Luis del Pino. Sabía de la existencia de este blog porque con cada entrega alimenta en internet la denominada “teoría de la conspiración” sobre los atentados en Madrid. En mi opinión, el 80 por ciento de lo que se publica en este blog son conjeturas, y por eso no hay que hacerle mucho caso. Sin embargo, lo preocupante es que el 20 por ciento de lo que he podido leer son datos absolutamente contrastados, y digo preocupante porque en el resto de medios de comunicación nadie se ha preocupado por investigar la situación. Aunque la clase política española es la más vergonzosa de los países desarrollados (siempre con permiso de Italia) creo sin embargo que ya no va a ir a peor, después de aquella desvergonzada “Comisión del 11-M” que sólo sirvió para gastar tiempo y dinero sin ningún motivo: en realidad, nadie estaba interesado en la verdad. Por este motivo, conviene escuchar lo que se cuenta en el blog de Libertad Digital, siempre y cuando seamos capaces de ignorar la abundante morralla ideológica con la que se bombardea al lector.

No voy a extenderme demasiado sobre el asunto: recomiendo leer la entrega 26 del blog, en la que se analiza el cachondeo en torno a los suicidas que se inmolaron en el piso de Leganés. Resumiendo, puedo decir que el autor del blog compara los tres informes preparados por la policía para enviarlos al juez (sumarios de 2004, 2005 y 2006) y demuestra hasta qué punto la incompetencia (¿o se trata de algo premeditado? eso ya no lo sé) de la policía llena de mierda la investigación. Quien no quiera perderse entre números y parrafadas puede buscar directamente las tablas 7 y 8, en las que se demuestra que nunca coinciden los números de teléfono a los que llamaron los terroristas antes de suicidarse. Es decir, que en tres años la policía no ha sido capaz de hacer un listado correcto con la información cedida por la compañía telefónica. Aunque más gracioso me resulta el hecho de que los Geos se llevaran un inhibidor de frecuencias al edificio y, después de cortar electricidad, agua y luz, no anularan la cobertura telefónica (cuando los explosivos de los trenes del 11-M se habían activado por teléfono) y esperaran sin prisa a que los islamistas se despidieran de sus familias. Unos islamistas, por cierto, que de diez teléfonos móviles que tenían sólo utilizaron uno, por lo que mientras un tío hablaba el resto esperaba pacientemente (esto sólo se explicaría si los otros nueve teléfonos estuvieran sin batería, pero nada se dice del asunto). En fin, todo bastante raro.

Muy extraño es también que el auto de procesamiento del juez Del Olmo (abril 2006), en lugar de diez teléfonos aparezcan ahora sólo seis, y que uno de estos seis teléfonos ni siquiera apareciera en la lista inicial de diez terminales.

Conectar los atentados del 11-M con ETA me parece una idiotez, a menos que se demuestre con pruebas sólidas (y no parece haber ninguna). En cuanto a la implicación de Marruecos, lo veo mucho más claro, pero a mí no me pagan por investigar las tramas de nuestro entrañable amigo el monarca M-6. Lo que creo que es absolutamente evidente es que hay muchas irregularidades y, tengan o no tengan motivaciones políticas, lo que ya está claro es que la policía carece de transparencia alguna. ¿Por qué no mandan a esa gente a la puta calle? Empezaríamos por los policías y acabaríamos por los jueces. En cuanto a los políticos, yo los mandaba directamente a Siberia (el corrector del Word me ha puesto “Liberia”: bueno, pues a Liberia, que tampoco está mal).

martes, mayo 30, 2006

Ramoncín: la verdad

Transcribo a continuación las memorables palabras de Ramoncín en el programa de radio de Olga Viza. Así describía el rey del pollo frito el lanzamiento de objetos que le hicieron en el Viña Rock. Mucho ojito con lo que dice, que no tiene desperdicio:

Y tiraron tomates, no tomates no, ojalá, sino botellas llenas de ‘meao’ (Olga Viza: “¡pero qué dices”) hay que estar mal de la cabeza para estar meando en una botella para tirarla después… ¿no? Piedras del tamaño de un huevo de avestruz… Pero algo tan increíble como algún cd cortado en forma de estrella – como las estrellas ninjas - lanzado de tal forma que si – bueno, fue un milagro – por alguna razón eso te da en la yugular, en un ojo, es que te MATA… podrías estar haciendo ahora un programa con alguien que te dijera que yo estuve con un ojo fuera, con la cara destrozada…

Aquí está el espectacular archivo de audio.

Sobre el Día del Orgullo Friki


He dejado pasar unos días para poder escribir esta entrada con cierta distancia, creyendo (ilusoriamente, quizá) que así analizaría el tema de forma más relajada. En cualquier caso, allá voy.

El pasado día 25 de mayo se celebró el denominado Día del Orgullo Friki. Yo lo prefiero llamar Día del Orgullo de los Gilipollas. ¿Qué diablos es eso de ser un friki?
La palabra, que viene del inglés “freak” (“monstruito”) ha degenerado terriblemente en los últimos años. En una entrada anterior dediqué una apasionada loa a la película Freaks (Tod Browning, 1932), en la que un grupo de enanos y tullidos de circo se vengaban de las humillaciones que le hacían las personas “normales”. Aquel filme fue el que origen del término en el mundo anglosajón. En las décadas siguientes, la palabra “freak” se popularizó como sinónimo de personas horrendas o deformes, aunque también contenía cierta carga de rebeldía social. Las películas de John Waters representan, sin duda, la esencia de este freakismo entendido en sentido estricto: recordemos la presencia del travesti Divine en la película Pink Flamingos (1972).

En España, muy pocos (por no decir nadie) conocía el término “freak” hasta bien entrados los ochenta. En los noventa se masificó de tal modo que ha terminado secuestrado por una legión de capullos inadaptados que vieron, por fin, que había algo que podía justificar sus míseras vidas ante el resto de la sociedad. Mi pregunta es muy clara: ¿nadie les ha dicho a los energúmenos del Día del Orgullo de los Gilipollas que necesitan ir a un psiquiatra? Si por algo se caracteriza lo “freak” es por situarse al margen de la sociedad y quedar reducido a una pequeña comunidad que tiene gustos en común. Estoy convencido de que lo “freak” impone cierto secretismo, cierta liturgia de quien posee un secreto y sólo lo comparte con aquellos que son iguales que él. De ahí que los gilipollas del día del orgullo no se dan cuenta de que representan precisamente el lado más “antifreak” de la vida: ¿qué hay de minoritario en películas multimillonarias como El señor de los anillos? ¿Qué tiene de subversivo el gastarte tu sueldo en muñecos de Star Wars que te mandan desde Estados Unidos, e ir a la Gran Vía con cientos de personas vestido de robot?

Esta gentecilla que organizó su día del orgullo son perdedores, la peor calaña de esta muy decrépita sociedad. Lo suyo no es una verdadera devoción por un grupo musical o una serie de televisión, sino la pataleta de quien fracasa y luego dice que, en realidad, él siempre quiso ser un apestado. Citaré los diez mandamientos que incluyen en la página del Día del Orgullo Friki:

1.-Derecho a ser más friki.
2.-Derecho a quedarse en casa.
3.-Derecho a no tener pareja y ser virgen hasta la edad que sea
----3.1- Derecho a, si tiene pareja, intentar convertirla en friki.
4.-Derecho a no gustarnos el futbol ni el deporte en general.
5.-Derecho a la asociación friki.
6.-Derecho a tener pocos amigos (o ninguno).
----6.1-Derecho a tener todos los amigos frikis que se quieran.
7.-Derecho a no ir a la moda (una camiseta de Homer es ir siempre de moda) .
8.-Derecho al sobrepeso y a la miopía.
9.-Derecho a exhibir el propio frikismo.
10.-Derecho a dominar el Mundo.
Los puntos 1, 5 y 9 son redundantes; el punto 10 denota la incapacidad mental de esa gente; el punto 7 representa precisamente lo que ellos hacen (van a la moda); y los puntos 2, 3, 4, 6 y 8 demuestran hasta qué punto se puede hacer el imbécil en esta vida. De acuerdo a este ¿ingenioso? decálogo, podemos deducir el siguiente perfil del friki medio: vago (está siempre en caso), solitario, virgen a pesar de tener 30 años, sin amigos, gordo y miope.

Creo sinceramente que con un par de hostias a tiempo se les habría quitado la tontería (pregunta del millón: ¿por qué los padres de estos frikis gordos siempre son médicos de profesión? ¿Va incluido en el pack cuando aprueban el examen del MIR?).

Y ya que estoy analizando a estos subseres que pululan por las Españas, quiero proponer mi propia clasificación de lo que es y lo que no es “friki”:

- El Señor de los Anillos: no es freak (los fenómenos de masas nunca lo son).
- Stars Wars: tampoco lo es, por el mismo motivo.
- Eurovisión: suele tener muchos admiradores entre la rama petarda del colectivo homosexual, pero eso no lo hace freak. Además, hay mucho politiqueo ahí dentro.
- Alfonso Arús: sí es freak. Ha creado un lenguaje propio y tiene muchos adeptos en la sombra, que no necesitan pregonarlo por ahí.
- Crónicas Marcianas: no es freak: es mierda. Supuestamente, los personajes que iban invitados eran freaks, pero no tiene gracia llevar a deficientes mentales para reírse de ellos. Hay que ser antiSardá a muerte.
- Bertín Osborne: es de derechas y la gente de derechas nunca es freak. Pero en aquel programa en el que salía borracho (“Contacto con tacto”, creo) estaba superior. Si se edita en dvd una colección de sus pedos televisivos, puede pasar como freak.
- Manga: el manga es manga, pero no es freak. Luego están dibujos animados del estilo Bola de dragón, que se reivindican como freaks, pero son simplemente entretenimiento para niños. Si la gente no supera etapa de su vida y sigue viendo Bola de dragón con 40 años, ése ya no es mi problema.
- Woody Allen: es un crack, pero no es un freak. Si lo reducimos al esquema freak entonces nos perdemos muchos matices de sus películas.
- Pocholo: es un freak.
- Buenafuente: no es un freak.
- Fernando Sánchez Dragó: es un freak. Mezcla budismo, hinduismo y falangismo y además tiene invitados como el Marqués de Tamarón. Dragó nunca deja indiferente a nadie, y eso es importante.

viernes, mayo 26, 2006

César Vidal, el Incansable

A continuación, un extracto del chat de César Vidal con los lectores el pasado martes 23 de mayo, en Libertad Digital:

- Me parece que usted ha terminado de escribir algunos libros que saldrán próximamente a la venta, ¿podría adelantarnos de que tratan y cuando saldrán a la venta?

- Dios mediante, el 15 de junio saldrá "La guerra que ganó Franco" y está a punto de aparecer la edición ampliada de mi libro sobre "Las Brigadas internacionales". Ya en el otoñó aparecerá el segundo libro de editoriales de la Linterna y mi última novela que terminé el domingo último por la noche. Es la vida de Arturo contada por Merlín, pero desde una perspectiva muy original.

(Arbusto sigue esperando el libro sobre el Evangelio de Judas. Es cuestión de meses, o quizá semanas. Sigo apostando por el mes de noviembre, ya veréis)

Rosas paniaguadas

Siempre pensé que es muy fácil salir a la Puerta de Sol con las manos pintadas de blanco, gritar un par de consignas y volverte a casa pensando que ya has cumplido en "la lucha contra el terrorismo". Es en las universidades del País Vasco donde hay que tener los huevos para ponerse en pie y decir, simplemente, lo que uno piensa, aunque haya cinco chivatos en clase que tomarán nota de tus opiniones. Mientras cientos de periodistas, jueces y políticos viven protegidos por escoltas, lo más fácil para los demás es arreglar el mundo desde la distancia.
Pero, si me parecía inútil salir a manifestarse a Sol, ahora me parece nauseabundo aparecer por Neptuno repartiendo rosas blancas. A eso se dedica cierto colectivo que se autodenomina Rosas Blancas para la Paz, integrado por las "intelectuales" paniaguadas de siempre: Ana Belén, Pilar Bardem y demás ralea. ¿Cuál es la paz que hay que pedir a la gente que camina por Madrid? Que yo sepa, no son ellos los que justifican el asesinato para conseguir fines políticos.
Por una vez, y sin que sirva de precedente, he de aplaudir las palabras de un diputado del PP que respondió así al ofrecimiento de una rosa blanca:
- ¿En qué tumba quieres que la deposite?

jueves, mayo 25, 2006

La universidad privada...

Como diría Mister T, persona con capacitación más que de sobra para ocupar nuestro ministerio de Cultura, la vida está hecha de contrarios: “existe el Bien, existe el Mal; la noche, el día; el blanco, el negro; el queso fresco, el queso curado; la naranja washingtona, la pera de agua”.

Podríamos añadir otra pareja de contrarios: la universidad privada y la universidad pública.

Lo único que conozco de la privada es la Universidad Europea de Madrid. Sólo he ido a la Europea dos veces (una para examinarme del TOEFL, y otra para acompañar a Copycat al mismo examen) pero creo que con lo que vi allí ya tengo más que suficiente para marcarme un post. Se trata de una universidad muy al estilo americanito, con mucho verde y un puente que cruza un río, un lago o lo que sea (artificial todo, eso sí). Parece ser que los viernes hacen jornadas de convivencia al estilo cazurros de Yale (los de Yale son cazurros con dinero, nada más), porque un día me encontré a toda la peña de “sesudos estudiantes” dividida en dos grupos: en uno, se hacían combates de sumo en pañales; en el otro, se jugaba a un volley-playa improvisado.

Lo mejor de la universidad, sin duda, son sus servicios: uno llega a lavarse las manos o a echarse agua en la cara y al ver esos retretes tan brillantes, tan impolutos… pues se pone a la labor aunque no hubiera ganas. No sé si hay algún estudio científico al respecto, pero estoy seguro de que el cerebro envía una señal a los intestinos del tipo: “notificación inmediata. Implemente el proyecto, por favor”. Como decía, las dos veces que estuve en la Europea tuve muy buenas experiencias a la hora de dar salida a las obligaciones que la cárcel del cuerpo impone a mi alma platónica.

En la Complutense, en cambio, los aseos de tíos (los de tías serán igual, supongo) son unos cubículos que ofrecen dos servicios muy específicos: lavado de manos y/o expulsión de orines, en el orden que se quiera (y el orden es importante, como decía Woody Allen a la prostituta en Desmontando a Harry). En cuanto a labores mayores, hay que estar muy jodido para perpetrar una sentada en la universidad pública. A no ser que se trate de una alerta naranja, como mínimo, cualquier estudiante sabe que es mejor esperar. No hay papel y en muchos casos las puertas no tienen pestillo. En el escudo de la Complutense deberían poner como lema “Aquí no hay quien…”

Volviendo a la excelsa Universidad Europea, lo que más me repatea es el hecho de que los alumnos vayan de buenrollistas. No sé por qué se camuflan de proletarios, cuando todos saben que tienen pasta de sobra. En eso defiendo a los pijos, colectivo siempre vilipendiado, porque al menos no tienen complejos y se sienten orgullosos de lo que son. Por eso me cae bien Tamara Falcó, una chica simpática que no creo que sea inferior en inteligencia a la media pija española. La mujer está forrada y no se va a poner, a estas alturas, a jugar a disfrazarse de izquierdista. Y si tiene que meterse una hostia con el coche, no lo hace en una vulgar carretera camino de Illescas, sino que se lleva por delante el Vips de la calle Fuencarral de Madrid. Con un par.

Y es mentira que no haya gente interesante en la Europea. Yo mismo hice un colega allí, aunque he de reconocer que más que amistad lo nuestro fue una instantánea empatía debido a nuestra condición de clase baja entre aquellos millonarios. Bebía agua en una fuente de la cafetería y luego fui a pedir un bocadillo al camarero, quien me recibió con estas palabras: “¡Increíble, tío! ¡Increíble!” (y no era Bisbal en su época pre-OT). El chaval, un empleado de Sodexho, me dijo que en dos años de curro allí yo era el primer tipo al que había visto beber a morro de la fuente. “Aquí todo el mundo utiliza vasitos y, cuando se agotan, la gente viene muy enfadada a exigirme que los reponga”. De manera un tanto rastrera, aproveché su buen humor pasajero para pedirle un bocata de lomo con queso, el más caro que había, sabedor de que el chaval me iba a poner ración extra de ingredientes. Acerté, por supuesto.

... y la universidad pública

En cuanto a la universidad pública, todos sus vicios están representados por la Universidad Complutense. Cada vez que leo uno de esos informes de palo, tan adulterados por el ministerio de Educación, en los que se define a la UCM como el mejor centro educativo de España pues, que queréis que os diga…me dan ganas de reír.

La Complutense es un monstruo inasible, una satánica empresa que escapa a cualquier racionalización a través del pensamiento lógico-abstracto (ni siquiera el mío, tan poderoso y disciplinado, puede captar su esencia). Así que, más que rajar sobre ese oscuro lugar, citaré algunos ejemplos que servirán al lector para subir las escaleras desde el primer piso (lo particular) hasta el ático (lo general). Parafraseando a Urdaci, he aquí algunas de las asignaturas que me tocó vivir:

- “Información cultural”.El último año de la carrera yo me había cascado una estancia trasatlántica de cuatro meses, y me había reincorporado a las clases en enero. Así que tuve que pelotear a tope para aprobar todo en febrero (soy un maestro en dar barniz a los profesores, así que tampoco suponía ningún problema). En una de las asignaturas había que preparar el número cero de una revista cultural y luego explicar al profesor la parte que cada uno había escrito.
Como no estaba en España, no escribí nada para la revista, pero mis colegas accedieron a decirle al profesor que yo había maquetado parte de los contenidos. Cuando llegó el momento de entregar el ejemplar, dije en voz alta ante el profesor: “esa es la parte que he hecho yo”. Pero a la siempre espabilada Sue (¡toma venganza tardía!) no se le ocurrió otra cosa que decir: “no, eso no lo has hecho tú”, olvidando toda la engañifa que habíamos montado cuidadosamente. Quic, bastante más avispado, intentaba actuar de cómplice, aunque no podía evitar una cara de pasmo total cada vez que yo volvía a decir “esa es mi parte” y Sue replicaba “no, ésa es la mía” o “no, ésa es la de Cler, etc.”. Al final, una ración extra de peloteo y la incompetencia congénita del profesor (de quien se rumoreaba que un negro le había escrito la tesis doctoral) me permitieron terminar la carrera. Pero no olvidaré la cara de Quic a la salida de la clase, ni sus palabras: “¡Qué fuerte, Sue, qué fuerte lo que le has hecho!”

- “Información deportiva”. Un profesor septuagenario se dedicaba a leer sus apuntes en clase, a la que ni Quic, ni Ed, ni Gonz, ni Arbusto asistieron jamás. Gracias a un topo, y tirando de muchos hilos, nos entregaron el libro fotocopiado en un botellón organizado el viernes anterior al examen (para que luego digan que los jóvenes no tenemos inquietudes culturales). Un par de horas antes del examen, quedamos en un café para explicarnos mutuamente lo que sabíamos del libro (que era más bien poco). Aquello no era sino un compendio de fechas intrascendentes (por ejemplo, "¿cuándo se celebraron los Juegos Mediterráneos de Alejandría?") y clasificaciones absurdas ("los deportes son: de bola, de palo, de nosequé…"), todo ello aderezado con aseveraciones franquistas del tipo “el Frente de Juventudes promovió intensamente el deporte desde la posguerra”, con una mítica foto de un cura en un frontón español. También había ataques a Carrillo y a los dirigentes comunistas, unos navajazos del profesor que me hicieron mucha gracia aunque, si uno lo piensa ahora con distancia, tampoco estaban faltos de razón.

Aparecimos en el examen, que era a las cinco de la tarde, y allí había mucho estudiantillo pero ningún profesor. La gente se quejó a secretaría y al final apareció el hombre a las seis y media, argumentando que se había confundido de día (yo creo que se había quedado sobado en el sofá de su caso). Los alumnos más jóvenes promovieron un conato al estilo cárcel brasileña (gritos de “¡Aprobado ge-ne-ral! ¡Aprobado ge-ne-ral!”) dirigido por inevitable estudiante sindicalista que le expuso al profesor el siguiente argumento: “si yo me confundo de fecha, usted me suspende; ¿y qué pasa cuándo usted se equivoca?”. Ya sólo faltaba que pusieran la guillotina en clase cuando el viejo se descolgó con una generosa propuesta: quien quisiera podía hacer el examen ese día, y quien lo prefiriera podía venir al día siguiente. Arbusto eligió la mejor opción: esperar a que repartieran los exámenes, con la mochila preparada, y luego abandonar el aula con el papelito bien escondido. Al día siguiente, triunfo arrasador y sobresaliente al canto.

- “Figuras y procesos de la economía de entreguerras”. Espectacular título y no menos espectacular asignatura. La destapé en la matriculación del tercer año y un par de sabios colegas se apuntaron al desafío. Era una asignatura del segundo cuatrimestre y allí apareció, a finales de febrera, una extraña señora que nos dijo que era “demasiado tarde para impartir clase”, motivo por el cual dijo que nos convocaba directamente para los exámenes de mayo. El examen en cuestión consistía en que grupos de tres o cuatro personas fuera al despacho para hablar sobre un libro que ella encargaría previamente (dejando bien claro que, si éramos tres, teníamos que dividir el libro en tres partes: nada de leerlo completo). Conclusión: toda el trabajo de la asignatura se limitó a una breve charla surrealista a cuatro bandas. Una vez más, se demuestra que el periodo de entreguerras es el único que vale la pena de todo el siglo XX.

Espero que estas tres asignaturas sirvan de botón de muestra (me gusta esta expresión, no lo puedo remediar) para que los neutrales lectores puedan hacerse una idea de la rigurosidad intelectual de la Complutense. Todo un oasis de sabiduría, sin duda. Y muchas ganas de hacerlo bien, como el bedel que cerraba las aulas por las tardes sin mirar quién quedaba en los despachos, y que dejó encerrada a una profesora (esto lo he visto yo, que fui el que oyó sus golpes en la puerta de cristal).

martes, mayo 23, 2006

La vida sexual de Martina Hingis (fotoblog)


Nos cuentan que Martina Hingis, la niña prodigio del tenis mundial en los noventa, ha vuelto con más ganas que nunca después de superar una larga lesión. La pregunta que debemos hacernos es: ¿ganas de qué? En principio, de conquistar trofeos como el que ganó el pasado domingo en Roma. Pero Arbusto sabe que la voracidad de la Hingis va mucho más allá.

Desde que debutó en el circuito profesional con 15 o 16 años de edad, la chica ha demostrado con creces su precocidad en todos los ámbitos de la vida. Según se dice, las tenistas tienen fama de guarrazas porque siempre viajan a los torneos acompañadas/escoltadas por sus padres y, debido a la férrea defensa que éstos hacen de la honra filial, las chicas están locas por desahogarse con alguien en cuanto tienen la más mínima oportunidad. No sé si éste es el caso de Martina (quien viaja siempre con su madre) pero creo que vale la pena hacer un breve estudio de su currículum sexual.

Empezaremos por el final. La chica está actualmente liada con Radek Stepanek, jugador malo como pocos y feo como ninguno. No me explico cómo este tío puede cubrir a una hembra sin tener que tirar de tarjeta Visa, con la pedazo de cabeza que tiene. Sin duda, su romance con Martina confirma la teoría de que las jugadores de tenis se cepillan al primer espécimen con el que se cruzan en el hotel.

Otras veces, la Hingis ha demostrado tener mejor gusto. Estuvo liada un tiempo Marc Philippoussis, otro jugador de tenis (Stepanek es checo, Philippoussis es australiano). Para deleite del público femenino y gay, y con toda la intención de disparar la audiencia de este blog, me he preocupado en buscar una foto en la que se vieran bien las cachas del chaval. Tope sanote este australiano, quien se cargó a España en la final de la Copa Davis allá por el año 2003, aquella en la que se montó un macropollo cuando el trompetista se puso a interpretar el himno de Riego. Parece que Philippoussis se cansó de Martina y ahora se dedica a pasárselo bien con una tal Alexis Barbara, una auténtica mujer cañón (a las fotos me remito) que además es heredera de un multimillonario yanki. Por lo que se cuenta, se casaron el pasado diciembre. De ser cierto, mis más envidiosas felicitaciones para el australiano.

Volvamos a Martina. Lo cierto es que su trayectoria sentimental constituye un asombroso caso de endogamia profesional, ya que la chica parece que sólo frecuenta el fornicio con individuos que tengan una raqueta en la mano. Baste el ejemplo de Magnus Norman, tenista sueco que también tuvo la oportunidad de disfrutar de los encantos de la joven suiza. Al igual que Stepanek, este escandinavo no pasará a la historia del tenis por sus calidad como jugador, pero al menos puede darse el gustazo de restregar a los colegas, cuando Hingis salga en la pantalla de la televisión, las palabras mágicas: “A esa tía me la he (“verbo a elección del lector”) yo”.

Martina es de aquellas tías que cree en eso de que el roce hace el cariño. En un juicio contra un tipo que la acosaba, se quedó tan satisfecha con el trabajo de su abogado que decidió recompensarlo con un poquito de amor. La parte chusca del asunto fue que la nueva pareja decidió para la prensa en plan casposo total (mucho ojito con la foto pequeña en la esquina inferior derecha: ¿felatio piscinil?). Soy de los que piensa que conviene evitar esas demostraciones públicas de amor eterno porque, tarde o temprano, el romance acaba y las fotos siguen ahí. Además, una vez puestas en internet, las imágenes pueden ser utilizadas por blogueros sin corazón como servidor Arbusto.

En cualquier caso, tampoco es plan de demonizar a la buena de Martina. Además de ser la tía que más calidad tiene de todo el circuito, es simpática y tiene un buen cuerpo (para eso hace deporte, claro). Eso sí, en su frente se podría jugar un partido de frontón. Si a la chica le va la marcha pues mejor para ella, aunque podría centrarse un poco más y dejar de dar tantos tumbos. Si no se enmienda lleva camino de repetir noviazgos como el que tuvo con Julián Alonso (¿cómo no iba a estar un español poniendo su pica en Flandes, torero y macho, en la insigne tradición de Luis Miguel Dominguín vs. Ava Gadner?). Este Julián Alonso fue un jugador muy prometedor (su servicio era uno de los más rápidos, y llegó a jugar la Copa Davis con España) hasta que de pronto se vino abajo. No sé si Hingis le absorbió toda la energía, pero el caso es que el chaval tuvo que retirarse del tenis profesional. He buscado su paradero en internet y he encontrado que ahora se dedica… a regentar una academia de tenis en su Mataró natal.

Posdata arbustiana: Hingis estuvo liada un tiempo con Sergio García, ese golfo-golfista español al que llaman “El Niño”. Como me cae fatal, no voy a escribir nada sobre él.

jueves, mayo 18, 2006

Top 5 de subproductos nacionales


En algún post anterior he citado ya mis palabras favoritas de King Lear. Nos dice Shakespeare: No hemos llegado a lo peor mientras podamos decir: "esto es lo peor".

Un fenómeno muy frecuente en España es la reproducción (corregida y aumentada, como las buenas ediciones de libros) de la basura que nos rodea. Cuando algo alcanza un grado de fetidez lo suficientemente preocupante, en lugar de tomarse medidas para erradicarlo nos encontramos con nuevos subproductos nacidos del anterior. Ahí va mi Top 5 de subproductos nacionales:

- Operación Triunfo / Popstars. Al poco de aparecer, OT ya estaba cosechando todo tipo de críticas desde la industria musical: que si el programa era poco original, que si el dinero público de TVE no podía utilizarse para que una compañía privada (Gestmusic) se forrara, y demás componendas. Con la distancia temporal suficiente, y mi acreditada sabiduría, puedo asegurar que el éxito de OT se debió a que supo hallar y potenciar la esencia de España: la provincia. Frente a regionalismos (aspirantes a nacionalismos) que se sustentan en términos tan borrosos como "nacionalidades históricas", OT demostró que la gente, cuando de verdad se moviliza, es cuando se apela a su orgullo provincial. Después de OT llegó Popstars, un noño programa que nunca podría salir adelante porque sólo tenía participantes femeninas (nada de buen ambiente y mucho de puñaladas traperas) y que pasó sin pena ni gloria por la pantalla amiga de Telecinco. La única chica que llegó a algún lado fue Roser, una mujerona muy poco Lolita-Popstar que, sin embargo, pudo grabar un par de discos e incluso hacer sus pinitos como periodista (¿Et tu, Roser?).


- Operación Triunfo / Alex Ubago. A los “puristas” de la música española no se les ocurrió otra cosa que contrarrestar el fenómeno OT a través de la creación de un cantante tan falso como los triunfitos: Alex Ubago. Una tal María Jiménez, muy estimulada ella, no tenía problemas en rajar contra Operación Trueno (así los llamaba) mientras amamantaba a ese ciernecito adolescente (“es tan tímido, me lo comería, tía…”) de vocación quasi amateur. No había entrevista a Ubago en el que no se mencionara esa adulterada historia sobre sus comienzos en la música: que si compuso las canciones para una novia, que si las grabó en una maqueta de pobre calidad, que si por casualidad un productor lo descubrió en un bar… Toda una colección de tópicos para conquistar el corazón de las jovencitas patrias, siempre receptivas a subproductos de OT como el susodicho.

- Ronaldo / Cassano. La gordura de Ronaldo es un tema del que ya no vale la pena ni hablar. Cuando llegó al Real Madrid procedente del Inter de Milán se estilaba mucho eso de captar unas imágenes suyas en los entrenamientos para luego promover el cachondeo en la prensa. Pensábamos, ilusos de nosotros, que lo de este brasileño era insuperable. Pues no: el pasado diciembre un avispado club italiano le colocó al Madrid a un jugador lesionado, gordo y sin ganas de moverse. Lo poco que ha hecho Cassano en España ha sido ampliar su tripa (ver imagen de este post) gracias, entre otras cosas, a su entrañable costumbre de complementar su cena con dos bollos y un vaso de leche (eso dicen los que trabajan en el hotel de Madrid en el que se aloja). A un tío que cobra 4,5 millones de euros por ponerse hasta la trancas de comida sólo se le puede decir: eres grande, tío.

- La oreja de Van Gogh / El sueño de Morfeo. No es necesario ser profesor de Lingüística para darse cuenta de que la copia comienza en el mismo título. La oreja de Van Gogh representaba, al principio, una versión vascuence de la rama cursi de los Mecano mediante la reproducción de esa vocecita tonta que ponía Ana Torroja para cantar letras tan intrascendentes como Hawai-Bombay (¿por cierto, qué cojones de paraíso es la ciudad de Bombay?). Después de la broma del primer disco el monstruo comenzó a crecer, gracias entre otras cosas a la inclusión de los orejones bajo la etiqueta “Sonido Donosti”, junto al eximio cantante que es Alex Ubago. Pues eso: que cuando tratábamos de reponernos de este grupejo infernal, nos machacan ahora con El sueño de Morfeo (¡nombrado grupo revelación del año 2005!), que no es sólo reproducción automática de los anteriores (y ya sabemos que en la era de la reproductibilidad técnica las copias no tienen aura, como decía Walter benjamín) sino actualización / asimilación de la aportación más española a la cultura universal: el cotilleo vecinal a macroescala televisiva. El simple hecho de que la cantante esté liada con Fernando Alonso asegura, me temo, muchos minutos de radio y televisión para este olvidable conjunto.

- Expo 92 / Fórum de Barcelona. En el 92, el gobierno de Felipe nos vendió la Expo como un grandísimo acontecimiento que situaría a España en la vanguardia económica y cultural del plantea. “Ahora o nunca”, rezaba la publicidad del evento, y allí acudieron millones de visitantes en espera de encontrar el Santo Grial. Luego se demostró que aquella riada de dinero sólo sirvió para enriquecer a unos cuantos allegados del poder socialista (recordemos la apocalíptica Torre Banesto, con Mario Conde como guía y faro y de España) y poco más. No había ningún plan para rentabilizar las instalaciones después de la exposición, así que los pabellones (los que no acabaron destruidos por incendios) tuvieron como único fin el servir de depositarios de orines y vómitos en las largas noches de botellón sevillano. Cuando pensábamos que eso de gastar el dinero público en macroeventos ya era cosa del pasado, nos regalaron un Fórum de las Culturas del que es mejor no hablar porque la herida está aún reciente. En aquel infame lugar confluyó todo un crisol de lenguas, con la excepción del castellano, claro. Recuerdo que un profesor mío fue invitado a dar una conferencia y al final tuvo que darla en francés, porque los únicos idiomas oficiales eran el inglés, el francés y el catalán. Me abruma tanto respeto por la diversidad.

martes, mayo 16, 2006

Los monederos falsos

Los monederos falsos (1925) es una de las novelas más interesantes de André Gide, aunque ha sido tradicionalmente eclipsada por otras obras suyas como El inmoralista. Como típico representante del periodo de entreguerras, Gide reflexiona sobre el arte de escribir y plantea una novela sobre la escritura de otra novela (Unamuno hizo algo así en sus nivolas). Aunque en ciertos momentos uno puede quedarse un tanto frío ante tanto andamiaje técnico y tanta metaficción, Los monederos falsos sigue constituyendo un excelente estímulo para el lector de hoy. Hay que llegar hasta la mitad de la novela para comprender que el título viene del sistema que se montan unos niños para hacer circular monedas falsas en París.

Me acordé de la novela de Gide el pasado sábado, cuando al ir a pagar en un supermercado me enteré de que llevaba un billete falso. La chica de la caja no se anduvo con muchos remilgos, como quizá hubiera pasado en España, y en lugar de emitir palabras del tipo “creo que…” o “me parece que…” simplemente dijo:

- It’s fake.

Le pagué con el otro billete de diez dólares que tenía y me puse a examinar el falso. Ciertamente, era una copia y además de las malas-malas de verdad: al tacto, se notaba que era un papel muy poco rugoso; no tenía ninguna banda magnética; y el tamaño era un poco menor del habitual.

Me puse a pensar de dónde me habría llegado ese billete inservible. Teniendo en cuenta que el viernes me comporté como un hurón (no pisé la calle), tuve que haberlo recibido el jueves. Y ese día, casualmente, fui a comer con Copycat y un colega de la universidad (español él, para más señas). Resulta que pagué la comida con mi tarjeta de crédito y luego el chaval, que es bastante rata habitualmente, me pagó su parte en metálico. A él le tocaba apoquinar ocho dólares y pico, pero hete aquí que ni siquiera miró la cuenta y muy rumboso él (eso pensé, sorprendido, cuando lo vi) me pagó con diez dólares. Le dije que le sobraba algo de dinero y me contestó algo así como “para la propina, da igual”, lo cual me desconcertó habida cuenta de su historial de agarrado.

Como he dicho, el sábado tenía dos billetes de diez dólares: uno falso que me rechazaron, y otro con el que pagué al final. Por lo tanto, hay un 50% de posibilidades de que el billete falso viniera de mi colega y un 50% de que no, pero… lo cierto es que su comportamiento el jueves fue bastante sospechoso. Vamos, que se diría que aprovechó para encasquetar un billete fake al primer pardillo con el que se cruzó.

Dentro de unos días volveré a quedar con él y Copycat mantiene que el billete falso tiene que cumplir un viaje de vuelta hacia su titular original. Ella maneja dos opciones:

- La primera, más light, constiría simplemente en un toque de atención, al estilo de “joder, tío, qué putada el otro día. Como pillé al cabrón que me coló un billete falso…” Si se pone rojo, ya sabemos que fue él.
- La segunda, más directa, sería hacerle comprar algo y luego pagarle con el mismo billete. Me parece una estrategia bastante arriesgada porque, me temo, el chaval podría salirnos (todo digno él) con un “¡pero si este billete es falso!”, y a mí me daría mucha vergüenza contestarle con palabras tan dolorosas como ciertas del estilo “pues me lo diste tú, campeón”.

Sinceramente, prefiero quedarme con el billete falso (lo estoy utilizando para señalar las páginas de los libros) en lugar de montar un pollo con este chaval. Es evidente que una amistad vale más que diez putos dólares. Aunque, por otra parte, ¿qué tipo de amigo es aquél que te coloca moneda falsa?

jueves, mayo 11, 2006

... y seguimos sin luz

Desde hace casi tres semanas, Copycat y Arbusto están sin luz en el cuarto de baño. El tubo fluorescente de encima del espejo empezó a sufrir espasmos y, finalmente, se fue al otro mundo. Cuando vino el chapuzas del edificio, comprobó que el problema no era el tubo en sí (habría bastado con reemplazarlo con otro) sino una placa metálica que está detrás. El hombretón nos dijo que eso se arreglaba pronto pero los días pasaban y tuvimos que poner un flexo encima del lavabo. No sé si alguno de vosotros os habéis duchado, afeitado o lavado los dientes a la luz de un flexo, pero ciertamente produce una sensación no demasiado agradable. Además, no da luz suficiente para poder leer una revista mientras te sientas en el trono…

Dejemos la escatología y sigamos. Después del periodo de gracia para estos avatares (según el Código Arbustiano, hay un plazo razonable de 2-3 días) bajamos a conserjería para hablar de nuevo con el manitas del edificio. El hombre se puso a decirnos que la pieza era muy vieja, que ya no se encontraba en las tiendas… y todas esas excusas que significan “no sé cuándo lo arreglaremos”. Mientras yo desempolvaba mi mejor inglés para manejar la situación, tuve que aguantar la risa cuando Copycat me dijo sin pudor alguno, sabedora de que el otro no entendía español:

- Es que tienen que traer la pieza de Alemania.

La coña de la pieza de Alemania duró otra semana más. El lunes volví a quejarme y una solícita mujer, sin duda novata en la conserjería, me prometió que se ocuparía personalmente del asunto. Y ayer miércoles, finalmente, alguien llegó a nuestra casa para arreglar la maldita luz.

Llegó para arreglarla, pero no lo hizo. Como muchos sabréis, ayer se disputó la final de la Copa de la UEFA entre el Sevilla y el Middlesbrough. Arbusto, que en este país no tiene con quien compartir el ritual futbolero “cerveza-aceitunas-frutos secos-comentarios obscenos”, pudo convencer a un amigo mexicano de Copycat para que viniera a ver el partido a casa (en realidad, el tipo se acopló por la cara, pero eso no importa). El chaval, que curiosamente vivió en Sevilla hace unos años, se destapó como un ultra sevillista según avanzaban los minutos. Al principio estaba muy calladito pero acabó exigiendo palomitas y reposición frecuente de cervezas. Todo muy bien si no fuera porque ya empezada la segunda parte, con el marcador 1-0 a favor del Sevilla, tocó a la puerta un pardillazo a quien habían encargado reparar la luz (supongo que el chapuzas titular sentía vergüenza por venir con tres semanas de retraso). El chaval, de no más de 20 años y sin un pelo de barba, nos quiso vender la moto a Copycat y a mí con estas palabras:

- No hemos podido encontrar otra placa, así que en lugar de un tubo fluorescente os voy a instalar una barra con cuatro bombillas estilo Hollywood.

Yo no entendí qué era eso de estilo Hollywood, aunque Copycat luego me explicó que probablemente se estaba refiriendo a las luces que hay en los camerinos de los actores. La cuestión es que se metió en el cuarto de baño y al rato salió para pedirnos desconectar los fusibles. Le pregunté entonces por la duración del corte de luz y el chico me dijo: “una media hora”. Teniendo en cuenta que al partido le quedaban exactamente 30 minutos, la respuesta no podía ser otra sino: “va a ser que no”. El chaval dijo entonces que podría venir otro día y el mexicano le espetó que sí, que se pirara y que ahora estábamos muy ocupados viendo un deporte que aquí llaman soccer.

Así que seguimos sin luz, aunque quizá mañana vengan otra vez a repararla. Me imagino al chaval llegando a conserjería y diciendo que le han echado de casa esa parejita que venía tantas veces a quejarse por la luz del cuarto de baño. “Menos mal que tenían prisa”, dirá. Y tendrá razón en quejarse.

miércoles, mayo 10, 2006

Reivindicación de "Tron"

Llevaba tiempo deseando dedicar un post a una de las películas de ciencia ficción que más me han marcado: Tron (Steven Lisberger, 1982). La vi por televisión a finales de los ochenta y, desde entonces, no he vuelto a encontrarla (ni siquiera en sesiones en la 2 a las cuatro de la madrugada). Creo sinceramente que esta película está muy infravalorada, y que sólo Alien y Blade Runner están a su altura (por cierto, me pregunto quién fue el idiota que puso el título de Blade Runner en lugar de conservar el excelente título de la novela, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?).

Decía que Tron se merece un redescubrimiento. Aunque no me acuerdo demasiado del argumento, el tema giraba en torno al poder del Control Central de Programas, una autoridad invisible claramente inspirada en el Gran Hermano de Orwell (que fue creado antes del de Telecinco, queridos estudiantes de la E.S.O.). Un programador informático intenta desafiar al sistema y se ve engullido por el propio ordenador, y luego obligado a luchar contra otro hombre al modo de gladiadores cibernéticos. Recuerdo unos efectos especiales impresionantes, muy meritorios si tenemos en cuenta que se realizaron con una máquina de 80 megas de memoria.

Como no podía de ser otra forma, en YouTube se pueden encontrar varios clips de la película. Después de una exhaustiva revisión, he localizado un delicioso montaje a cargo de un flipado que ha puesto música de Depeche Mode ("Suffer Well", 2005)a imágenes de la película. Creo que vale la pena echar un vistazo, aunque sólo sea para rememorar los tiempos en los que películas como Tron se pasaban los sábados después del telediario y en los que grupos como Depeche Mode sonaban en los 40 principales. Aquellos tiempos ya pasaron y todo apunta a que ya no volverán.

Posdata arbustiana: el sábado pasado, salí con Copycat a pasear por la ciudad y, en contra de lo habitual, no nos llevamos la cámara. En la entrada una céntrica cadena de radio, vimos a unas decenas de groupies esperando para que les firmaran unos discos, mientras sonaba la música de los Strokes. Cuando pasábamos del asunto, nos dimos cuenta de que los que estaban allí eran, efectivamente, los Strokes. Lamento no haber grabado la escena para mayor solaz de mis amados lectores. Lo único que puedo ofrecer es el vídeo de "12:51", single de su segundo disco, que está claramente inspirado en la película… Tron.




lunes, mayo 08, 2006

Eutanasia ahora

Madrid, 8 may (EFE).- El Gobierno socialista sigue descartando cualquier regulación sobre la eutanasia y considera que se trata de un debate político que "no corresponde ahora", afirmó la ministra de Sanidad, Elena Salgado.

Entonces, ¿cuándo "corresponde" el debate? Por mucho que la derechona se enroque en su tradicional hipocresía, creo que poca gente se opondría a que la gente pudiera decidir cuándo y cómo morir. Hay que tener en cuenta que sólo un mínimo porcentaje de casos de eutanasia aflora a la luz pública, y que se trata de una práctica relativamente extendida en los hospitales españoles. Con la mayoría absoluta del bloque de izquierdas/nacionalistas, no habría problema en aprobar la ley (supongo que el PP se abstendría o votaría en contra).

De nuevo, pregunto: ¿cuándo "corresponde el debate? Y la respuesta, me temo, sería: cuando el PP vuelva al gobierno, y entonces interese sacar el muerto (nunca mejor dicho) del armario.

Espero que el gobierno cambie y se decida a sacar adelante la ley. Si no les gusta a los mojigatos, que no la practiquen y ya está. Así de sencillo.

viernes, mayo 05, 2006

Diálogo e identidad

- Hay que eliminarlos. Hay que acabar con ellos.
- Sí, tienes razón. Pero, ¿quiénes son ellos?
- Ellos son los otros.

(Parménides, adaptado por Arbusto a los tiempos que corren)

martes, mayo 02, 2006

A Evo le gusta la gasolina (¿y a quién no?)


Quién no ha tenido la desgracia de escuchar alguna vez ese tétrico estribillo de reggaeton:

Dame más gasolina / Me gusta la gasolina...

Parece que a nuestro amigo Evo Morales también le gusta la gasolina. No he prestado demasiada atención a este gobernante, así que no tengo mucho que hablar sobre él. Creo que es un tipo que sabe lo que es tragar mierda (¿hay algo más bajo que ser indígena en un país como Bolivia?) así que al menos, por eso, se merece mi respeto. Intelectualmente no parece muy allá, pero eso no constituye ningún problema visto los políticos que tenemos en España. Y en cuanto a su programa político... pues bueno, el hombre es coherente: desde su llegada ha mantenido estrechas relaciones con Venezuela y Cuba, como quedó claro en la reciente reunión en La Habana, cuando Evo Morales dijo que se habían citado "las tres revoluciones" latinoamericanas que se oponen al neoliberalismo.

Me sorprende la asombrosa mezcla de hipocresía e ignorancia que infecta no sólo la clase política española sino también los medios de comunicación. Recordemos la visita de Evo Morales a Madrid hace apenas un par de meses: apoteósica recepción en la prensa oficial, buenas palabras por parte del gobierno, y los calurosos abrazos con sindicalistas venidos a menos, como Fidalgo y Llamazares (¿entra Llamazares en la categoría de político? Lo dejo como sindicalista y creo que ya va sobrado).

Y luego pasa lo que pasa: que llega el tío Paco con las rebajas. ¡Alarma, amigos, que detrás de la retórica populista parece que Evo va en serio, que nos va a joder a Repsol, esa empresita española a través de la que expoliamos los recursos energéticos de Latinoamérica! Ahora nos sale la vicepresidenta De la Vega con reuniones urgentes para defender a "las empresas españolas", mientras el gobierno avisa de "las consecuencias" que pueden producir las nacionalizaciones.

Pero, ¿de qué se extrañan?

Posdata arbustiana: sigo sin enmendarme. He vuelto a transitar los cenagosos pantanos de la política española. Mea culpa.