Los muertos y la memoria histórica
Vivir al otro lado del Atlántico te ofrece el impagable placer de estar aislado de las decenas de incultos izquierdistas (o supuestos izquierdistas, o lo que sean) que día sí y día también aparecen en radio, prensa y televisión reivindicando la maldita "memoria histórica". Vamos a ver, enanos mentales: ¿no se había resuelto todo en la tan adorada Transición? ¿No había un pacto para dejar atrás el pasado? Se dirá que ese pacto fue, en realidad, una tapadera para que la maléfica derecha siguiera gobernando desde la sombra. Desde luego, los peces gordos del franquismo siguieron (y siguen) manejando hilos, pero no conviene olvidar que buena parte de ellos lo hacen ahora afiliados a un partido que se dice socialista y obrero. Y otra cosita: si nos ponemos a hacer memoria histórica, ya pueden dejar de otorgarl doctorados honoris causa a Santiago Carrillo y empezar a meterlo en el trullo por su participación en matanzas de la Guerra Civil. Y las estatuas de Largo Caballero ("el Lenin español") tampoco estaría mal que las retiraran, en lugar de hacer demagogia y actuar con nocturnidad (literalmente) para quitar una mierda de estatua de Franco a la que nadie hacía caso en Madrid.
Si los políticos me dan asco, creo que los pseudointelectuales (Pilar Bardem, Ramoncín, etc.) me caen peor. En esta legislatura, el grupete de energúmenos está comandado por la ministra Carmen Calvo, la ignorante que defendió la "estancia" de Cervantes en Argel como un ejemplo de convivencia entre culturas.
Pero, ¿por qué seguir hablando? Dejemos que sea la propia familia de Federico García Lorca, el emblema de la izquierda en la Guerra Civil, quien le diga bien clarito a la señora Calvo: métete en tus asuntos y deja a los muertos en paz. Vete a hacer política con tu puta madre.
Hay veces en las que ni los miles de kilómetros de distancia me impiden oler la putrefacción que emana de la política española. Cuánta inmadurez y cuánto complejo. En cualquier caso, somos cómplices de todo ello y tenemos lo que nos merecemos.