viernes, marzo 31, 2006

El mejor bar del mundo

Llegó el fin de semana. Y dentro de poco, Semana Santa. Más de uno estará preparando una escapadita para reponer energías. La pregunta es: ¿dónde ir?

La respuesta es muy clara: Granada.

Granada es la mejor ciudad del mundo. Me parece tan evidente que no creo que haga falta extenderme sobre ello: sus calles, su comida, la vida nocturna… Sin embargo, muy poca gente conoce el lugar en el confluye todo el embrujo de la ciudad: el Bar.

El Bar (ocultaré su verdadero nombre) es único, y por eso el acceso a turistas está prohibido. Sólo aquello con salvoconducto pueden degustar este monumento de la humanidad. Arbusto, desde hace un par de años, forma parte de este selecto club.
¿Qué puedo contar sobre el Bar? Se trata de un lugar pequeño, alejado del centro de la ciudad (más o menos, por la estación de autobuses). Está regentado por un matrimonio de unos cincuenta y tantos, dos personas que tratan a los clientes con enorme amabilidad. Normalmente el dueño es el que se acerca a saludar al que llega, con una mezcla perfecta de socarronería y exquisitez. Cuando has ido varias veces, ya te reconoce y te saluda con un “¡qué tal, vecino!”. Es en este momento cuando dejas de ser un cliente que paga a cambio de un servicio, y te conviertes en un vecino, en un ciudadano. Lo que hace Paco (nombre ficticio, of course) es retomar la noble tradición de la civitas romana, es decir, una ciudadanía completa y saludable. Paco establece un vínculo de respeto con su gente y eso, qué queréis que os diga, no hay quien lo iguale.
Después de los saludos, te recomienda empezar con un tubo de cerveza y te repone las tapas según te las vas comiendo (tres al precio de una, por lo general). Llegado el momento de pedir raciones o platos combinados, Paco te recomienda el especial del día. Arbusto siempre se pide un filete con puré de patata, porque es entonces cuando la mujer sale del bar, abre el portal de al lado, sube a un piso y baja al rato con una enorme vasija de plástico llena de puré. ¿Por qué no tiene los cacharros en el bar? No lo sé, ni me importa. Me gusta degustar ese sabor casero de las comidas, acompañadas del yogur griego Danone que te ponen como postre.
A Paco le gusta conversar con sus vecinos. Culé empedernido, no tiene televisión pero sigue el fútbol de una forma muy particular: “llamo a la oficina del Barcelona cuando hay partido. Si me cogen el teléfono, es que han ganado; si no me lo cogen, es que han perdido.” Curioso método, sin duda. Un día me contó cómo fue su primera (y última) visita al Camp Nou: en lugar de mirar al campo de fútbol, se pasó el partido admirando las tetazas de una mujer que tenía en la fila de arriba. Paquito, con quince añitos por entonces, estaba tan embelesado que se asustó cuando miles de gargantas gritaron el gol azulgrana. Tanta fue la impresión que se meó encima.

Pero Paco es mucho más que un tipo simpático. Por las noches, pone en la radio un programa cutre de una radio local en el que anunciar el Bar. Cuando empieza la musiquilla del anuncio, Paco pide silencio a la parroquia y dice muy orgulloso: “eh, eh, que salimos nosotros”. Después de la publicidad, dice muy serio: “Es para que los clientes sepan a dónde va el dinero”. Está claro que, mientras otros empresarios sólo buscan el beneficio, Paco se preocupa por rendir cuentas ante sus fieles. Recuerdo incluso que una noche dio de comer gratis a un argentino que se iba en autobús a Madrid, sólo a cambio de que le ayudar a recoger algunos platos. Un gesto que engrandece a Paco, sin duda. Aunque él sabe de su grandeza y por eso te pone manteles de papel en los que aparece su cara en montajes de El señor de los anillos y L.A. Confidencial. A un amigo mío le pidió que le hiciera un montaje con el cuerpo de Napoleón, pero creo que nunca se lo llegó a hacer (lo comprobaré la próxima vez que vaya por Granada).

Pero, ¿cómo se llama este bar? ¿Dónde está exactamente? De momento, lo mantendremos en secreto.

lunes, marzo 27, 2006

La muerte del Chef de "South Park"


Hace unas semanas se supo que Isaac Hayes se había negado a seguir poniendo voz al Chef de South Park. Hayes, de quien se dice que es miembro de la Iglesia de la Cienciología, denunció que la serie atentaba contra las convicciones religiosas de los espectadores (en caso de que sea verdad, ¿ha tardado diez temporadas en darse cuenta?).

Por supuesto, el Chef sin la voz del Chef no podía funcionar. Así que los guionistas de South Park han decidido cargarse al personaje en el primer episodio de la nueva temporada. Como dulce venganza, se cachondean de la Cienciología al presentar a una secta que lava el cerebro a sus miembros y los convierte en pedófilos. El Chef se deja atrapar por esta gentucilla y termina renegando de sus amigos de South Park. Eso sí, la escena de la muerte es hardcore 100%: los chicos logran rescatar al Chef de la secta pero éste se deja convencer (“Don’t forget all your training, Chef. Stay with us and your life will be grand and eternal!”, le dice el jefe de la secta) y vuelve con el grupo. Pero un trueno quema el puente que le llevaba a la mansión de los pedófilos. Finalmente, el cocinero resulta cruelmente devorado por un león y por un oso (mucha víscera, sin duda). Los niños contemplan la escena desde el otro lado del puente y, cuando Cartman dice que aún podría estar vivo, porque él ha oído que lo último que se hace antes de morir es vaciar los intestinos… bueno, quien quiera saber el final que pinche en este link.

Arbusto echará de menos al Chef. Nunca se hizo justicia con este excelente personaje, que fue vilmente doblado con voz de cubano en la versión española de la película. En cuanto a los capítulos de South Park, la voz siempre fue excelente, con un tono (varonil y seductor) muy a lo Barry White. Quién no recuerda ese momento del Chef tumbado en la hamaca con dos mujercitas, y cantando “Tú, y tú, y yo, los tres, simultáneo”. De hecho, Arbusto tuvo una época muy Chef hace ya algunos años. Algunos testigos aún recuerdan que, tras ingerir una adecuada combinación de etanol, intentó emular a Barry White con frases como “Voy a devolverte al estrellato, nena”.

Nunca te olvidaremos, Chef.

jueves, marzo 23, 2006

La CNN es superior

Estoy tan petado de trabajo que me es imposible actualizar el blog con frecuencia / decencia. Así que, mientras espero tener un rato libre este fin de semana, recurriré al viejo truco de pegar un trozo de una noticia publicada en internet. Se habla mucho de la tregua de ETA y del protagonismo que la prensa internacional ha dado al anuncio, pero yo creo que siempre habrá cosas que sigan igual.
Por ejemplo, la ignorancia de los Estados Unidos. En la página web de la CNN, un tal Al Goodman (que se podría traducir como "Al Hombre Bueno", por cierto) se marcó un texto bastante largo, que supuestamente servía para contextualizar la situación. Pero un Arbusto como quien os habla no puede evitar asombrarse al leer frases como la siguiente:
The Basques live in a mountainous area along both sides of the border of Spain and France.
¡Y se reía Quic, hace unas semanas, de la caracterización que hacían de los "guerrilleros vascos" en el episodio de McGyver! Pues la CNN no está demasiado lejos, desde luego. ¿A santo de qué hay que decir que "Los vascos viven en una zona montañosa entra la frontera de España y Francia? ¿Estamos hablando de ETA o de Astérix el Galo?
Y luego criticamos al norteamericano medio por ser un ignorante. Con medios de comunicación como la CNN, no me extraña.

jueves, marzo 16, 2006

"No es un fotomontaje"



Querido Arbusto:En uno de mis furtivos viajes por la piel de toro me he encontrado con este emporio comercial.

¿Que les acusan de copiar?
Bueno, pero al menos lo hacen con gracia.

Atentamente: Hackenbush

miércoles, marzo 15, 2006

Arbusto y la religión católica

Hace unos días escribía sobre la polémica del “kirpan”, esa faca de 19 centímetros que los alumnos de pertenencia “sij” se empeñan en llevar a clase. De hecho, ya han conseguido que el Tribunal Supremo de este país en donde vivo les garantice el derecho a “mantener su identidad”. Tranquilos: el de hoy no será mi enésimo texto contra el relativismo cultural. O quizá sí lo sea, según como se mire. De lo que quiero hablar es de la necesidad de no tomar al pie de la letra los mandatos religiosos. Y, como es muy fácil hablar sin hacer nada, quiero ofrecer unos ejemplos tomados de mi propia biografía.

Nací en un país católico y fui educado en una cultura católica (“cultura” no es igual que “religión”, mucho ojito). Negar esta formación católica no sería sino un claro ejercicio de anorexia intelectual. Pero una cosa es reconocer que mi cultura es católica y otra practicar los dogmas de la Iglesia. Esta es la historia de la vida, católica pero no creyente, de Arbusto el guerrero:

- Bautismo. Como es normal, no me acuerdo demasiado de todo aquello. Sí sé que hay un vídeo en Súper 8 en algún cajón de la casa de mis padres. Según me cuentan, lo mejor de la celebración fue el puro que mi tío Nono me puso en la boca. De momento, he conseguido que ese vídeo no sea transformado en formato digital, y seguiré luchando para que historia no salga a la luz pública.

- Comunión. Sólo tengo traumas de aquello: una mierda de regalos. Lo único que saqué fueron como cuatro o cinco juegos de compás (¿era la moda en los tardíos ochenta?) que luego utilicé diligentemente en las clases de Dibujo Técnico. Y poco más regalos: estuches de rotuladores “Universal” y mucho lápiz “Alpino”. Ni una mísera cámara de fotos ni un asqueroso walkman. Y en cuanto a dinero, tampoco me dieron demasiado.

- Confesión. Sólo me he confesado una vez en mi vida (era obligatorio para hacer la Comunión). Tampoco fue nada especial: con ocho o nueve años, sólo dije obviedades. Ahora veo esa típica escena de película en la que el cura pregunta “¿te tocas?” o “¿has tenido deseos impuros?” y me doy cuenta de lo lejos que me quedaba todo eso cuando estaba en cuarto de E.G.B. Supongo que si te confiesas con quince tacos, la cosa es distinta.

- Confirmación. Eh, colegas, no os paséis. A esa edad, Arbusto ya tenía juicio propio y no tenía que cumplir con nadie. Así que no me confirmé, obviously.

- Matrimonio. La boda no ha llegado y, de momento, no llegará. Aunque para la embajada ya tengo el estatuto de hombre casado, ya que me aceptaron los papeles del Registro de Parejas de Hecho de la Comunidad de Madrid (esas extravagancias progres con las que Gallardón se descuelga de vez en cuando). ¿Qué puedo contar de esta “boda laica”? Poca cosa. Fue a las 9 de la mañana de un martes, en un salón de la Conserjería de nosequé en unos bajos de la Gran Vía. En cuanto al público asistente, sólo acudieron los dos “testigos” y una amiga invitada. Testigo 2, envidiosa de mi enlace ateo, decidió boicotearlo al traer una fotocopia totalmente negra que, como es evidente, no dejaba claro si el DNI fotocopiado era suyo o no. Pero sus tretas no sirvieron y, gracias a una copia que Amiga 3 llevaba en su monedero, pudimos contar con dos testigos como Gallardón manda.

Y esta es toda mi experiencia con los sacramentos. Como se puede ver, asumo mi catolicismo como un fenómeno más cultural que religioso. Lo hago sin excesos de fe, y a la vez sin complejos multiculturales.

lunes, marzo 13, 2006

Los sordomudos y yo (primera parte)

Desde que lo conocí, puedo presumir de tener una gran amistad con Quic. Lo malo (o lo bueno, según como se mire) del asunto es que nuestro aprecio mutuo se sustenta en que sentimos fascinación por ese tipo de cosas que no interesan al resto del mundo.

Cuento todo esto porque acabo de leer un breve post que acaba de dedicar a los sordomudos. Y, como siempre, me doy cuenta de que compartimos obsesiones similares. En mi caso, mi interés por este grupo nació hace año o año y medio, después de que Copycat me contara lo que había dicho una compañera de curro cuya madre es sordomuda:

- Copycat: Joder, qué fuerte lo que me ha contado XXX. Hablando sobre su madre, me cuenta que, cuando vuelven de pasar unos días en el pueblo, a la madre se le nota un montón de acentazo.
- Arbusto: (desconcertado) ¿Qué?
- C: Pues eso. Que la madre viene con acento del pueblo.
- A: ¿No es sordomuda? Quiero decir... ¿qué acento puede tener una persona que no habla?
- C: (con cierta sorna) Eso pensaba yo, gañán. Pero resulta que la mujer utiliza gestos distintos a los normales, como si se le hubieran pegado las palabras del pueblo. Por ejemplo: normalmente, hace este gesto [mover los dedos como si estuviera atusándose el bigote] para decir la palabra “hombre”. Pues, cuando llega del pueblo, hace esto [hacer un gesto con la mano como cortando la entrepierna, indicando que lleva pantalón y no falda] para designar “hombre”.
- A: (sorprendido) Pues vaya.
- C: Ya ves.

Los sordomudos y yo (segunda parte)

Ya que escribo sobre el tema, quiero aprovechar para compartir con los lectores una de mis aficiones favoritas: ver películas subtituladas en televisión. Me explicaré. Lo que hago no es ver películas en versión original, sino poner los subtítulos para sordos en películas que vienen ya previamente dobladas al español (es decir, leo en español lo que dicen en español). Incluso, en mis momentos de mayor empatía con el colectivo de sordos, quito el volumen al aparato y me quedo sólo leyendo. Mola.

Bueno, en realidad no hago esto con las películas, sino con un género fílmico muy superior en calidad: el telefilme. No hay nada tan sublime como sus guiones (chica joven embarazada que tiene que sacar el hijo adelante; profesor o mecánico psicópata que aterroriza al barrio; hombre divorciado y mujer divorciada que entran en relaciones gracias a la mediación de sus respectivos hijos; etc.). El telefilme está trufado de excelentes actores (Fred Savage practicando lucha grecorromana, por ejemplo); y, como decía, excelentes subtítulos que activo con el teletexto.

Como es evidente, desde que vivo al otro lado del Atlántico me resulta imposible paladear los telefilmes de Antena 3 (sábados-domingos a las 16 h.). Así que mi nueva pasión es ponerme conciertos subtitulados: no hay nada como sentir la música igual que la disfrutaría alguien que no puede oír. Pero me jode mucho que traten a los sordomudos de gilipollas, porque además poner las letras de las canciones (lo cual está bien) meten letreritos que resultan ofensivos. ¿Por qué explican cosas que son evidentes para cualquiera, sea o no sea sordomudo? Transcribiré algunos rótulos que aparecieron en un concierto de los Foo Fighters:

- “Cheers and applause”: si se ve al público gritando y aplaudiendo al final de la canción, no creo que haga falta indicarlo con subtítulos.
- “Dynamic rock music”; “driving rock music”; “melodic rock music”: el sordomudo tiene que imaginarse música de rock dinámica, música de rock más dura y música de rock melódica.
- “Tempo quickens”: la canción se acelera.
- “Music stops” / “Music Resumes”: los músicos se quedan parados, y luego vuelven a tocar. Sobran los rótulos.
- “Whoa!!!!!” / “ Hey!!!!”: sonidos cuasi guturales emitidos por Dave Grohl. De nuevo, es algo que resulta evidente para cualquiera que esté viendo la imagen.

Curioso método de seguir un concierto, cuando menos.

viernes, marzo 10, 2006

Un poco de tolerancia


No me gusta hablar del tema, pero de vez en cuando no puedo evitar el escribir un post sobre la cuestión. Resulta que en este país donde purgo mi exilio el buen rollo causa estragos. Más o menos como sucede en España, solo que aquí los grupos de inmigrantes llevan décadas luchando (y obteniendo) sacrosantos derechos.

Por ejemplo: a nadie le hace gracia que los chicos lleven armas a las escuelas. Pues la comunidad hindú acaba de ganar un juicio por el que se permite a los estudiantes llevar el “kirpan” al colegio. El “kirpan” es esa daga que llevan los sijs en la cintura y que no sé si tiene nombre en castellano. Arbusto propone el término “faca”, tan coloquial y entrañable. En algunos institutos se prohibió a los alumnos llevar facas a clase pero, ya se sabe, el Tribunal Supremo acaba de decretar que esta prohibición no respeta las convicciones religiosas de esta gente.

Conclusión: que los cristianos o budistas no pueden llevar objetos peligroso a clase, pero sí los hindúes de los cojones. Eso sí, el juez ha establecido “grandes” restricciones, como la que estipula que las facas no superen… los 18’5 centímetros. Una bromita, vamos.

El chiringuito se hunde y nosotros aquí, mirando para otro lado. ¿Qué será lo próximo?

domingo, marzo 05, 2006

Método para corregir exámenes

He estado muy ocupado toda esta semana, así que no he podido actualizar el blog como debería. Básicamente, mi objetivo en la vida es que me paguen dinero por no hacer nada, pero eso es algo que sólo consigo a veces (habría mucho que hablar sobre mis estancias “investigadoras” en Chicago y en Zürich, pero eso es otro tema). Así que, mientras sigo en mi búsqueda de algún mecenas que me pague por “crear”, tengo que cumplir con ciertos tipos de trabajos para subsistir.

Como decía, esta semana he estado un tanto liado. En la universidad me encargaron corregir unos exámenes parciales (mid-term exam, que los llaman por aquí) y a ello dediqué mi valioso tiempo. Lo único que puedo decir es que no he cateado a ningún alumno porque a mí, sinceramente, no me causa especial placer. De hecho, ¿qué significado tiene suspender a alguien? He visto a mucha profesores que pagaban con los estudiantes la frustración de sus tristes vidas. Y nunca me pareció bien eso de cargarse a media clase sólo porque tu mujer te hubiera dejado por impotente.

Tenía dudas acerca del método de corrección que debería utilizar. Manejé los siguientes procedimientos que se me venían a la memoria (se admiten sugerencias si conocéis algún otro):

- Método evangélico (o “los últimos serán los primeros”). Consiste en poner las mejores notas a los primeros exámenes del montón, ya que éstos fueron escritos por los empollones que más tardaron en entregar (si hay argentinos en clase, copan todas las matrículas). Los exámenes del fondo del montón, ésos de apenas una hoja, reciben el suspenso.

- Método 2 al precio de 1. Se divide la asignatura en dos parciales y sólo se corrige el primero. En cuanto al segundo, se pone la misma nota que en el anterior (con alguna variación para maquillar la estadística). Tengo comprobado que abunda mucho.

- Método notario del Euromillón. Se lanzan los exámenes al aire y se aprueba a los que caen en la mesa. El resto recibe el suspenso correspondiente. Esto es verídico: conozco dos casos de distintas universidades en los que se ha hecho.

- Método todo queda en casa. El profesor delega en un familiar directo (normalmente, su hija o alguno de sus hermanos) la corrección de las pruebas. Citando el testimonio verídico de uno de los subcontratados, “qué placer cuando pones un rosco”.

Al final, me decanté por un criterio de calificación bastante suave. Me leí los exámenes con más o menos interés y puse notable a casi todos. Si alguno mejoraba, pues subía a sobresaliente; si alguno empeoraba, bajaba a aprobado. Y todos contentos. Aunque, ahora que lo pienso, siempre es peligroso convertirse en un profesor enrollado.